Entrevista con anarquista egipcio: "Si pudiéramos volver atrás en el tiempo propondría tener un programa con objetivos claros y concretos"



(ca) Entrevista con anarquista egipcio: "Si pudiéramos volver atrás en el tiempo propondría tener un programa con objetivos claros y concretos".

Date Wed, 25 Sep 2013 06:50:24 +0200
 

Tras el golpe de Estado del ejército contra los Hermanos Musulmanes,
Egipto no ha dejado de ser un hervidero de protestas, sobre todo por
parte de las facciones con más poder, que se disputan la hegemonía.
Sin embargo, en los márgenes de la batalla entre los generales y los
islamistas, siguen haciendo trabajo de base muchos grupos laicos y de
izquierdas que tratan de ganar su hueco. --Mohammed Azz, estudiante de
ciencias en Alejandría, milita en el movimiento anarquista. Cree que
uno de los mayores errores de la izquierda es haber cedido el espacio
de la calle, el trabajo en los barrios, a los islamistas. Azz defiende
que el espíritu revolucionario perdido se puede recuperar desde la
base social.

¿En qué situación se encuentran las calles en Egipto después de las
últimas turbulencias políticas?

En estos momentos hay tanto manifestaciones en apoyo a los Hermanos
Musulmanes y otras al ejército. Aunque es cierto que las
manifestaciones que apoyan a Mursi se producen con más frecuencia,
casi diariamente. Los Hermanos Musulmanes tienen ganada la batalla de
la calle. En cuanto al resto de fuerzas políticas del país, no ven la
utilidad de marchar en las calles en este momento y prefieren reunirse
con el ejército.

En este contexto, ¿qué papel juega la izquierda y, en concreto, el
movimiento anarquista?

Aquí hay que hacer distinciones: una izquierda que apoya al régimen y
sólo busca cuotas de poder y, por otro lado, otra que está a pie de
calle y que trata de construir una base popular. En cuanto al
movimiento en el que milito, los anarquistas seguimos el mismo camino,
es decir, intentamos construir relaciones sociales entre los
diferentes barrios para que actúen conjuntamente. También
desarrollamos nuestra actividad con los trabajadores y les animamos a
que formen sus propios sindicatos. Lo peor que ha hecho la izquierda
es dejarle los barrios a los Hermanos Musulmanes.

¿Tenéis algún contacto con otras organizaciones a nivel internacional?

Sí, intercambiamos puntos de vista con movimientos de otros países,
hablamos con ellos de lo que ocurre en Egipto porque en los medios de
comunicación no hablan desde una visión anarquista. Nuestro discurso
no está representado en ellos. Cuando fui detenido junto a tres
compañeros recibimos el apoyo de colectivos anarquistas de Colombia,
Francia y otros países. Además, intentamos crear redes de solidaridad
y coordinación entre los anarquistas del mediterráneo en general.

Dado que llevar a la práctica políticas anarquistas en estos momentos
parece totalmente inviable, ¿cuál es vuestra estrategia?

Actualmente nosotros no podemos esperar que se aplique un modelo
anarquista, pero sí se han dado casos de autogestión en varias zonas.
Eso sí, nadie los identifica como anarquismo, ya que no saben lo que
es este concepto. En muchas zonas rurales y barrios populares, la
gente ha construido carreteras y ha puesto en marcha medios de
transporte, convencidos de que su trabajo es para la totalidad de la
población

¿Y véis viable lograr un Estado laico a corto plazo?

Es difícil que haya un sistema laico en Egipto aunque entre las clases
media y burguesa sí hay una cultura laica, inspirada por el modelo
europeo. Estas capas de la población siempre han querido aplicar lo
que ven en Europa. Sin embargo, los Hermanos Musulmanes han ganado
terreno y han usado la religión para hacer política, por lo que cada
vez en mayor medida ha pasado a ser el eje en la vida de mucha gente.
La misma constitución no permite un Estado laico, y hay mucha gente
que aprovecha esto para mantener a raya a la población laica.

¿Cómo os habéis posicionado frente al golpe de Estado?

Nunca hemos apoyado a ninguna de las fuerzas políticas que se están
enfrentando actualmente. Para nosotros, no hay diferencia entre los
Hermanos Musulmanes y el ejército. Estamos en contra del golpe de
Estado pero al mismo tiempo no consideramos legítimas las políticas de
los Hermanos Musulmanes. No vamos a estar contentos si Mohamed Mursi
vuelve, igual que no vamos a estarlo si el general Abdul Fatah al-Sisi
se convierte en presidente. Nosotros trabajamos con los de abajo.

Pero el ejército ha llevado a cabo una dura represión.

Ha sido el ejército el que facilitó que los Hermanos Musulmanes
llegaran al poder. El ejército les permitió usar eslóganes religiosos
durante su campaña electoral, apoyó su programa para conseguir
victorias políticas y después los echó.

No apoyamos la violencia entre ninguno de los dos bandos, la cual hace
que la juventud se olvide sus reivindicaciones políticas y sociales.
La represión en el Cairo no se puede justificar. Sin embargo, la
violencia forma parte del conflicto político. Cuando se produce un
cambio en la forma política, suele haber enfrentamientos y heridos.
Nosotros queremos parar la violencia, pero no tenemos fuerza para
hacerlo.

Mubarak dijo recientemente en una grabación de audio que el próximo
presidente egipcio tiene que ser del ejército.

Aunque el presidente pertenezca al ejército o a un partido civil, el
ejército siempre acaba controlando el poder. En los tiempos de Mubarak
había cierto equilibrio entre el ejército y el estado. Cada uno
mantenía sus intereses. No importa que el próximo presidente sea de
los militares, ya que todo el país está “militarizado”. A Al-Sisi no
le conviene presentarse a las elecciones porque perdería la
legitimidad e inviolabilidad que le ofrece el ejército. Es mejor
seguir siendo del ejército y controlar al gobierno que esté en el
poder, igual que han hecho con Mursi.

Y medio de estos cambios, ¿cuál es la situación de la mujer en los
movimientos de protesta?

Las mujeres están presentes en la política y en las movilizaciones
sociales pero sigue habiendo una desigualdad en cuanto a
participación. Es una tendencia que encontramos sobre todo en algunas
agrupaciones islamistas conservadoras. Nuestra sociedad sigue siendo
machista, y se asienta sobre la idea de que la mujer tiene dos
lugares: la casa o el trabajo. Es decir, la mujer no está hecha para
la política. El 40% de las familias egipcias son mantenidas con el
salario de la mujer. Por tanto, es cierto que la mujer ha ganado
derechos laborales. Lo malo es que incluso en algunos espacios laicos
se sigue tratando a la mujer como una propiedad.

Tras la revolución, surgieron varios grupos feministas contra el
acoso, que se producía públicamente, incluso en las movilizaciones.
Llegaron a convocar una manifestación de mujeres en el Cairo con
cuchillos en sus manos, con los que amenazaban a los acosadores de
manera simbólica. Ahora hay grupos que se enfrentan al acoso con
participación masculina incluida.

Y llegados a este punto, ¿dónde véis la solución?

Los problemas políticos que tenemos ahora surgen de otros de tipo
económico y social. En la sociedad egipcia hay violencia, pero es
normal en un país pobre. La solución es destruir todo el régimen, las
elecciones que se celebrarán en breve no cambiarán nada.

Egipto es un pastel y cada cual está pidiendo su parte. Los países del
Golfo tienen intereses en el país. Qatar apoya a los Hermanos
Musulmanes, Arabia Saudi a los salafistas y a Mubarak. Y Estados
Unidos a los militares, ya que el ejército es el único organismo que
asegura la estabilidad del régimen y la continuidad de las inversiones
americanas. Los saudíes rechazan a los Hermanos Musulmanes para evitar
cualquier cambio en su propio país. Si en Egipto gobiernan los
Hermanos Musulmanes influirá.

Mirando atrás, ¿ha traído la revolución cosas buenas?

No. Si pudiéramos volver atrás en el tiempo propondría tener un
programa con objetivos claros y concretos, que hoy por hoy -seamos
sinceros- seguimos sin tener. Hubo una parte que aprovechó las
movilizaciones en la calle para sus propios intereses. A diferencia
nuestra, los Hermanos Musulmanes han ganado la fuerza popular porque
tenían un programa, y apelaban a unos cambios concretos. Además, gente
bien posicionada económicamente han apoyado a estos grupos para seguir
manteniendo sus intereses. Al final, estas organizaciones grandes se
apropiaron de la revolución. Nosotros no teníamos la madurez necesaria
para proponer un programa.

http://www.lamarea.com/2013/09/20/anarquista-egipcio/
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