Es el apoyo mutuo, estúpidos

Es el apoyo mutuo, estúpidos



La caravana migrante, que se dirige a Estados Unidos, salió del estado de Chiapas rumbo a Oaxaca el 27 de octubre de 2018. Credit Guillermo Arias/AFP Agence France-Presse





Políticos, analistas, presidentes histriónicos dirimen si las multitudinarias caravanas de migrantes que se dirigen desde Honduras hasta la frontera mexicana con EEUU son una maquinación política. Pudieran ser gobiernos despechados, Estos miles de migrantes emprenden desde hace hace años solos o a lo sumo en pareja el éxodo desde Honduras hasta los aledaños de la prosperidad, en la frontera californiana. Huían y huyen de sus países donde gobierna un terror institucionalizado. Y huyen de un terror para adentrase en otro. El viaje de meses hacia la frontera yanqui es un calvario humano. Secuestros, coimas, raptos, trata de blancas, asesinatos, muerte accidental. El mundo nada sabía de ellos. hasta que hace unas semanas, esta ola solitaria y atomizada comenzó a viajar en grupo. Así pudieron hacer frente a los asaltantes y las maras, a los policías y militares compinchados con las redes de la trata. Y de repente, el mundo llamó a esto “una crisis humanitaria”.

El periodista salvadoreño Oscar Martínez junto con los fotógrafos Eduardo Soteras y Toni Arnau ha documentado en su libro Los Migrantes que no importan, reeditado por Pepitas de calabaza, este éxodo continental. Martínez hizo por etapas el mismo viaje que realizan al año cerca de 250.000 personas.

Un espeso aire de corrupción se posa sobre centroamérica. Tras aires revolucionarios en las postrimerías de los años 70, hoy países Honduras, El Salvador, Nicaragua viven regímenes despóticos. Las maras y cárteles paramilitares se han hecho con las maltrechas riendas económicas del día a día. De esta asfixia huyen campesinos, pequeños comerciantes. Unos extorsionados, otros amenazados por no pagar el diezmo, unos más en busca de servir como mano de obra barata en el mundo del progreso y poder así alimentar a su familia. Al emprender ese viaje,  no pertenecerán ya más su país. Su país hace tiempo que ya no les pertenece a ellos. Su nacionalidad será la huida.
Los datos de la muerte. En El Salvador y Honduras mueren 60 personas al año de cada 100.000. En el México de las decapitaciones diarias, el promedio no llega a los 20.

Cuenta Oscar Martínez, que en la espesura de Chiapas, los cadáveres de migrantes son incontables; las violaciones el pan de cada día; y los asaltos, un mal menor. Algunos de los hoy asaltantes empezaron hace años como jornaleros de los ranchos donde veían pasar a cientos y coentos de indocomentados huyendo y escondiéndose de las autoridades. A alguien se le ocurrió lo que hoy es un trabajo: ninguno de estos prófugos denunciaría un asalto, una violación, aún menos un asesinato.El paso por todo México hasta la frontera yanqui dura casi un mes.
Migrante y mujer suponen un blanco fácil. Martínez visita laoficina de Migración en Tapachula, donde conoce a Yolanda Reyes, una hondureña de 28 años. Indocumentada desde que llegó hace años, acaba de sacr sus papeles. Denunció a su ex pareja, un policía de Chiapas que la propinó 11 machetazos, cuatro en la cara, “por simple coraje, mientras le gritaba con todas sus fuerzas: “¡ Puta, puta, vas a aprender, eres una pinche centroamericana, y aquí no vales nada!”

Los Zetas son un grupo formado en 1999 por el narco del cártel del Golfo Osiel Cárdenas Guillén, preso hoy en los Estados Unidos. Cárdenas organizó los zetas junto a militares entrenados en la Escuela de las Américas. Desde 2007, también se dedica al secuestro de migrantes y a la explotación de burdeles en los que “trabajan” mujeres raptadas. Cobran a los coyotes que pasan las fronteras con migrantes. Y acaban con quienes no pagan. Los Zetas son un estado dentro de México. Y sus capturas se realizan principalmente asaltando el tren que toman clandestinamente los migrantes entre Ixtepec y Medias aguas, entre los estados de Medias Aguas y Veracruz.

Jaime Arriaga es un hondureño humilde de 37 años. “Es el clásico campesino que se fue con un sueño muy diferente al del joven migrante que busca un carro, ropa diferente, darse algún lujo o parecer a su primo que regresó vestido con una camiseta de Los Angeles Lakers. Jaime salió de su humilde aldea de la costa caribeña de Honduras con una única idea en la mente: su humilde casa, en su humilde aldea, rodeadas de dos manzanas de sembradillo de maiz arroz y frijol. Era su segundo intento. En el primero pudo pasar dos años en los Estados Unidos. Ahorró. Regresó nada más conseguir 17.000 dólares. Levantó una humilde casa, cultivos. Pero un huracán acabó con todo.” Ya sabes”, dice Jaime, “que la única manera de lograr lo que he perdido es en los Estados Unidos”. El tren que llaman La Bestia, que recorre las 1.450 millas entre la frontera sur y la frontera norte de México le arrancó en enero una pierna. La Bestia se ensaña con los impacientes.

La entrada ilegal a Estados Unidos es el fenómeno migratorio más grande del mundo. Cientos de miles de centroamericanos pasan México. Cerca de 250.000 son capturados. La red de extorsión está perfectamente conectada: los Zetas con los polleros, polleros con asaltantes, asaltantes con encargados de albergues, y encargados de albergues con policías. Un pollero explica a Oscar: paga 10.000 dólares a los capos de cada región que a su vez pagan a los zetas. Capos como El Abuelo, Don Toño o Fidel avisan a los Zetas de los polleros que van y el número de pollos o migrantes que llevan.

— ¿Y la policía?

— ¿Están conectados!

La crónica de Oscar Martínez es luz en la noche centroamericana. La voz de estos parias se concentraba hasta ahora para esgrimir apenas un grito sordo. Son los mismos parias desplazados pero ahora unidos en un apoyo mutuo colectivo para evitar la tropelía. El mundo rico y sus burócratas llaman a la solidaridad avalancha.

Autor: César Valdés

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Telaraña: El $egundo Imperio Británico

Telaraña: El $egundo Imperio Británico 



                                                                                                     Activar subtítulos en español 


«Mossack Fonseca es el cuarto bufete de abogados más grande de paraísos fiscales, los otros nueve de los diez más grandes están registrados en jurisdicciones británicas de ultramar.
Cuando los países se quejan con Gran Bretaña acerca de las actividades que se desarrollan en sus paraísos fiscales, la respuesta británica es que son independientes y que no hay nada que pueda hacer. He oído una y otra vez a funcionarios en Berlín, en París, en Washington y en otros países, a quienes el gobierno británico les ha respondido: "Sí, son muy conscientes de lo que está pasando en Jersey y piensan que es lamentable, pero no tienen las facultades para intervenir".

Bueno, esa es una absoluta mentira. Ellos tienen las facultades para intervenir, pero eligen no hacerlo. Gran Bretaña usa el truco de fingir, cuando le conviene, que estos lugares son independientes. La realidad es que Gran Bretaña nombra al gobernador y un montón de otros cargos importantes en estos lugares. Son responsables de las relaciones exteriores y la defensa, y también pueden vetar su legislación. Por lo tanto, Gran Bretaña tiene un grado enorme de control; básicamente controla estos lugares otorgándoles un margen mínimo de espacio político.

Cuando hablo con los políticos en Bruselas, dicen que han tenido más grupos de presión de Londres, incluyendo políticos, que vienen a proteger los intereses de la City de Londres, que de todos los otros estados miembros de Europa juntos. Lo que da una idea de la medida en la que los políticos británicos se ven a sí mismos esencialmente como grupos de presión de la City de Londres.»

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¿Trabaja usted en el sector del automóvil? Pues sepa que le están engañando


Premisa: 

Parece que el coche está en el centro del huracán, y ya hace algún tiempo. 

Primero fue el escándalo de los tests trucados de emisiones de los Volkswagen - que luego se vio que otros fabricantes también trucaban. 

Después se empezó a insistir en que los coches de diésel emiten muchas partículas contaminantes y que deberían de ser eliminados. 

A esto le siguieron anuncios de las diversas compañías automovilísticas, diciendo que ya no iban a seguir desarrollando nuevos motores de diésel. Desde ya prácticamente (2020).

Luego vino todo el tema de las viñetas ecológicas que deberían de llevar todos los coches, en función de su año de matriculación, y que se pueden usar para restringir el acceso a las grandes ciudades cuando haya mucha contaminación - aún tenemos que ver cómo se hará eso, y si con el tiempo la cosa se irá haciendo más restrictiva. 


La última ha sido el anuncio del Gobierno de que, para cumplir con nuestros compromisos de lucha contra el cambio climático, se prohibirá la venta de coches de diésel, gasolina e híbridos a partir de 2040, y su circulación a partir de 2050. En España los coches solo podrán ser eléctricos dentro de 32 años; pero en Alemania y Francia será dentro de 12 años, y en Noruega en tan solo 7 años.

Este último anuncio ha levantado una gran polvareda. La patronal anuncia que se perderán muchos empleos, porque la mecánica de los coches eléctricos es más sencilla y requiere menos procesos en el montaje. Y también menos mantenimiento, menos reparaciones, menos de todo. Al mismo tiempo, han comenzado a aparecer análisis de todo tipo que nos dicen que los coches eléctricos no son tan buenos como los pintan. Por ejemplo, que no son tan baratos por kilómetro recorrido si el repostaje en vez de hacerlo en casa se hace en una electrolinera (de más potencia y por tanto más rápidas pero también mucho más caras). O que sus emisiones no son tan despreciables, si uno cuenta las de la fabricación del propio coche. O que puede haber problemas con el suministro de litio y cobalto, metales necesarios para la fabricación de coches eléctricos y cuyos precios se han disparado en los últimos meses. Y también que las emisiones de los coches de diésel no son tan grandes como se dice.

Y encima para rematar, hoy ha aparecido un informe de la organizaciónTransport and Environment (Transporte y medio ambiente), que dice que en Europa no deberían circular coches que quemen ningún combustible fósil a partir de 2035.

Vamos, que la cosa está bastante revuelta. Y no cesa.

¿Qué está pasando?

Conclusión Obvia: 

Hay bastante obsesión con los problemas ambientales que causa el coche, particularmente el de diésel. Ya se sabe: emisiones de partículas, óxidos de nitrógeno y esas cosas. Y está además el problema de las emisiones de CO2, que están causando un Cambio Climático cuyos efectos resultan cada vez más evidentes.

Así que la cosa está clara: hay que cambiar a coches más "limpios". Pero hay que hacer las cosas con cuidado.

En España, alrededor del 10% del PIB lo genera el sector del automóvil, y un poco más del 9% de la población activa trabaja en este sector. Y en la Unión Europea, al menos en los países grandes, la situación es muy parecida.

El sector del automóvil es demasiado grande para desaparecer, y tampoco se pueden hacer cambios demasiado bruscos. ¿Coches limpios? Sí, por supuesto, todos los queremos. Pero hay que hacer los cambios con orden. 

La décima parte de la riqueza del país depende del automóvil. Una de cada diez personas empleadas depende del automóvil. 

Así que calma y no hagamos tonterías. Vayamos introduciendo el coche eléctrico poco a poco, dejemos tiempo para que vaya mejorando la tecnología, y así nadie saldrá perjudicado.

¿Verdad?

La Verdad:

Quizá es usted ese uno de diez trabajadores que trabaja en algún negocio o actividad que depende del automóvil. No tengo duda de que al ver las noticias (lo que hemos comentado en la Premisa) se ha preocupado viendo el revuelo actual con el coche. Pero, teniendo en cuanta lo que se comenta siempre en esas mismas noticias, usted habrá seguramente llegado a la Conclusión Obvia que he escrito más arriba.

Si es así, sepa usted que le están engañando.

Y digo "engañando". No es que usted se haya "equivocado". 

No. A usted, como a la mayoría de la gente, le han engañado. Lo que pasa es que en su caso usted va a pagar con creces las consecuencias de ese engaño.

La primera cosa que tiene usted que saber es que la inquina de los últimos años contra el coche de diésel no tiene nada que ver con problemas ambientales. A ver, el coche de diésel es contaminante, por supuesto, y además emite CO2, por supuestísimo. Pero eso no es de ahora: todo eso hace décadas que se sabe. Y encima el coche de diésel no es ni lo más contaminante ni lo que más CO2 emite.

El problema es otro completamente diferente. El problema es que ya hemos llegado al pico del diésel. Eso quiere decir que la producción mundial de diésel ha comenzado a disminuir, irremisiblemente.


Para más información, consultar el post: "El pico del diésel: Edición de 2018"

Como se muestra en el gráfico, a mediados de 2015 se llegó al máximo de producción de diésel. La cosa intentó remontar en 2016, en vano, y ahora cae más rápido que nunca. Ya ha caído más de 1 Mb/d (Mb/d: millones de barriles diarios) desde el máximo de 2015, que fue de 26,3 Mb/d.

Pero, ¿por qué la producción de diésel ha comenzado a bajar, y por qué decimos que esta caída va a continuar de ahora en adelante?

Pues porque en el año 2005 la producción de petróleo crudo convencional llegó a su máximo histórico. Éste es un hecho tan conocido que hasta la Agencia Internacional de la Energía lo reconoció en 2010.

El petróleo crudo convencional es el petróleo de toda la vida, ése que sale de esos pozos que cabecean arriba y abajo mientras bombean el petróleo.




Ese petróleo crudo convencional es aún la mayoría del "petróleo" que se consume hoy en día, más del 70%, pero su producción está decayendo: en 2005 se producían unos 69,5 Mb/d; hoy en día, unos 67 Mb/d. Es decir, 2,5 Mb/d menos.

Este petróleo crudo convencional es el que es más fácil de extraer, y también el más versátil, el que sirve para hacer más cosas. En particular, es el más adecuado para refinar diésel.

Para compensar la caída de producción del petróleo crudo convencional, del petróleo de verdad, se han introducido varios sucedáneos del petróleo. Son cosas de lo más variopintas: biocombustibles, bitumen, petróleo ligero de roca compacta, líquidos del gas natural... Todos ellos tienen dos características en común: cuestan más de extraer y su producción está bastante limitada, no puede subir mucho. Además, la mayoría de estos "petróleos no convencionales" (así los llaman) no sirven para destilar diésel. Por eso tenemos los problemas que tenemos con el diésel. Y mientras más baje la producción de petróleo crudo convencional, más bajará la de diésel.

Pero, atención, que la cosa no se acaba con el diésel. Va a comenzar a bajar la producción de todos los combustibles y va a bajar bastante rápido en los próximos años. Hace unos días, la Agencia Internacional de la Energía publicó su informe anual, y en él enseñaba una gráfica muy preocupante.



La gráfica en cuestión nos dice que, si las petroleras siguen con su actual política de desinversión, en 2025 podrían llegar a faltar 34 Mb/d. Esa cifra es enorme: es como un tercio de todo lo que se produce y consume. Y por si no se había enterado, sí, es verdad, las compañías petroleras están retirándose lentamente del negocio del petróleo. Ya lo dijo Antonio Brufau, presidente de Repsol, hace poco más de un mes: ya no quedan yacimientos rentables. Repsol misma se está retirando lentamente del negocio del petróleo y metiéndose en el de la electricidad. Solo en EE.UU. están tan locos como para seguir invirtiendo en el petróleo no convencional de allí, el que se explota con el fracking, a pesar de que tras 8 años de fracking no ha dado nunca beneficios. Pero tienen fe y tienen a Trump, y siguen tirando el dinero mientras Wall Street se lo siga prestando. En el resto del mundo han comprendido mejor la situación y se está arrojando la toalla. Y con la caída de producción de petróleo en el resto del mundo EE.UU. no podrá compensar la caída.

Del resto de energías no renovables, mejor no hablar. El carbón parece también haber pasado su máximo de producción, el uranio probablemente también, y en cuando al gas natural aún no ha llegado a su límite pero le debe quedar menos de 10 años. Así que poca esperanza hay por aquí. 

Están, claro está, las renovables, las que deberían de salvarnos. El problema es que las renovables tienen también muchas limitaciones, hasta el punto de que muchos creemos que solo podrán llegar a cubrir una fracción de toda la energía que se consume. Se necesitarían, además, décadas para montar un nuevo sistema basado en renovables, pero parece que no tenemos tanto tiempo.

Y luego está todo el rollo del coche eléctrico. De entrada, está la cuestión de que la electricidad que tiene que usar el coche eléctrico tiene que salir de algún sitio, es decir, se tiene que usar una fuente de energía para transformarla y sacar electricidad. Y si por lo que parece nos va a faltar energía, el hecho de que el coche sea eléctrico tampoco arregla ese problema. Pero es que además el coche eléctrico tiene multitud de pegas y de problemas. Si tiene ganas de leer artículos técnicos, aquí tiene el sumario a una serie de posts que escribió aquí un ingeniero que trabaja en el sector y lo conoce bien. La conclusión es simple: el coche eléctrico es una filfa y nunca será algo que se pueda vender masivamente.

Así que, resumiendo: toda la obsesión actual con los coches se debe a que comienzan a faltar combustibles. El diésel, el primero, pero los otros le seguirán de cerca. Y en cuanto al coche eléctrico, en primer lugar falta energía eléctrica para que haya muchos vehículos eléctricos, y además es un juguete caro y malo que no está al alcance de todo el mundo. 

Por tanto, lo que le va a quedar a la mayoría es ir a pie o como mucho en transporte público. Esto las compañías automovilísticas lo saben de sobra: por eso, entre sus escenarios de futuro contemplan la posibilidad de tener que reducir su producción en un 95% (sí, sí, que la producción sea 20 veces menor que en la actualidad). Eso significa también un cierre masivo de fábricas, por supuesto. Van a despedir a mucha gente, pero no porque la mecánica del coche eléctrico sea más simple. Les van a despedir porque va a faltar combustible y la gente no va poder permitirse tener coche, y lógicamente se van a vender muchos menos.



Las Consecuencias: 

¿Y cómo le afecta esto a usted que  trabaja en el sector del automóvil? 

Si trabaja en una fábrica de automóviles, pues ya se puede imaginar. Les contarán mil rollos, les dirán que están moviendo la producción de un lado a otro y que ahora traerán la nueva línea de coches eléctricos... Después les dirán que los coches no se han vendido como se esperaba y que tienen que reducir gastos, y una parte de los trabajadores se irá a la calle. Si a usted no le echan de ésa, no se preocupe que el ciclo se repetirá varias veces. Así las cosas, tiene dos opciones: o conseguir tener un perfil imprescindible para la empresa o empezar a buscarse otro trabajo. También puede unirse a movilizaciones diversas y presionar al Gobierno para que rescate la planta, ponga dinero público o yo que sé, pero eso no va a servir de nada: no va a hacer aparecer más combustible. Al final se va usted a la calle, no se deje engañar.

Si trabaja usted en un taller de reparaciones, lo tiene también bastante mal. Le dirán que se tiene que especializar, que ahora tendrá que reparar eléctricos y tiene que reciclarse. Tras invertir en formación y en aparatos se encontrará que no le entran suficientes coches como para subsistir. Le dirán que, claro, los coches eléctricos se averían menos. En parte es cierto, pero la clave es que cada vez habrá menos coches. Así que no se deje engañar y no invierta en nuevos equipos y demás: al final el negocio no va a ser rentable, o solamente lo será para unos pocos talleres.


Si trabaja usted en una ITV, pues su situación es parecida a la del taller. Yo por si acaso no invertiría mucho en nueva maquinaria: los coches eléctricos no vendrán de manera masiva, no se deje engañar. 

Si trabaja usted en una estación de servicio, qué quiere que le diga. Si vende más de 5 millones de litros al año le obligarán a poner un punto de recarga de 22 Kw. Si se lo hacen pagar a usted, lo lleva claro, no lo va a amortizar en la vida. Además, como caerá el número de coches en general repostarán menos. La subida de precio de los carburantes hará que cada repostaje dé más dinero, pero los carburantes no subirán tanto como para compensar la caída en el número de coches que vendrán a la estación. Además, el repostaje eléctrico le resultará a pérdidas si no le subvencionan el precio de la electricidad. O sea que no se deje embaucar: si quiere durar en este negocio, intente vender menos de 5 millones de litros al año o si no que sean muchísimos mas.

Pero, esperen, que aún queda una buena lista de problemas para gente que trabaja en otras cosas que no son el automóvil pero que al final también están relacionadas.

Por ejemplo, si trabaja usted en una constructura, y en particular se dedica a la construcción y mantenimiento de carreteras y autopistas, sepa que el negocio va a caer y mucho en los próximos años. Va a haber muchos menos coches en las carreteras, e incluso menos camiones. ¿Y para qué se van a construir o incluso mantener carreteras vacías?

Si es usted transportista, sepa que el precio del diésel va ir subiendo los próximos años. No siempre: a veces bajará un poco, pero para después seguir subiendo y mucho más de lo que baje. Recuerde lo que pasó en 2008: vaya con cuidado con que los portes paguen el precio del combustible. Y además habrá menos trabajo en general. Intente tener pagado el camión y no se trague las bolas que van contando. ¿Va a haber camiones eléctricos, como anunciaba Tesla? Pues no, porque la batería ocuparía el 80% de la carga útil, es un auténtico despropósito. Mejor que se reserve el diésel para los vehículos profesionales, que va a hacer falta.

Y si es usted agricultor, esto también le va a afectar. Los tractores y el resto de maquinaria agrícola tampoco pueden ser eléctricos, por lo mismo que los camiones: porque la batería tendría que ser mucho más grande que el resto del vehículo. Va a tener que tirar de diésel, e incluso sacando a los coches del medio, para 2025 o 2030 va a comenzar a faltar para los tractores y el precio se va a disparar. ¿Lo va a poder pagar usted con esos precios tan ridículos para los productos agrícolas en origen?

Y si es usted un ciudadano de a pie, pues vaya mentalizándose de que va a ser exactamente eso: de a pie. No se gaste una millonada en un coche eléctrico que al final casi no podrá usar: no deje que le engañen, no le saldrá nunca a cuenta.


¿Y ahora qué?

Los problemas que he descrito se están viendo venir desde hace ya unos años. Encima, son bien conocidos, no es nada nuevo ni sorprendente. Los responsables políticos los conocen de sobra.

Se está desviando la atención con el problema ambiental (que sin duda es grave, pero que no es lo que ha motivado a movilizarse justo ahora) y se pretende hacer creer que se está haciendo algo cuando en realidad no se hace absolutamente nada. Se está haciendo lo de siempre, vaya: dejar que el problema se vaya resolviendo solo. Aunque eso machaque e incluso lleve a la ruina a muchos ciudadanos.

Eso quiere decir que nos cuentan milongas sobre el coche eléctrico, electrolineras, hidrógeno y no sé cuantas cosas más, pero nada de eso va a funcionar, por lo menos, no así como se pretende - o se dice pretender - que se haga.

El problema es muy grave y es hora de dejar de mentir y explicar las cosas como son. No somos niños y tenemos derecho la verdad. Discutamos las cosas en serio y organicémonos para afrontar esto de la mejor manera posible. 

Hay muchas maneras de salir de esta situación, esto no es el apocalipsisni estamos condenados. Pero sí que hace falta que todos podamos participar en esta discusión, no que decidan un grupo de señores con corbata que no ha tocado una máquina en su vida y que por lo visto tienen unos planes de mierda para hacer frente a un problema tan grave. A lo mejor si dejan de intentar engañarnos y nos escuchan, se sorprenderán de ver que la gente puede proponer soluciones muy válidas.



Antonio Turiel
Noviembre de 2018

[ The Crash Oil webgunetik hartua ]

Chicas radioactivas: la olvidada historia de los relojes luminosos

Chicas radioactivas: la olvidada historia de los relojes luminosos
Todo comenzó en Nueva Jersey, algunos años después del descubrimiento del radio por Marie Curie.

En abril de 1917, con la entrada en guerra de los norteamericanos, los militares estadounidenses requieren nuevo instrumental.

La U.S. Radium Corporation comienza a producir instrumentos que se iluminan en la oscuridad.

La fábrica contrata a jóvenes obreras que con sus manos finas puedan aplicar un barniz radioluminoso sobre las esferas de los relojes para los soldados que van al frente.

A pesar de que los científicos y los empresarios conocían muy bien el enorme riesgo de mortalidad, a esas mujeres jamás se les dijo nada. La comercialización de objetos luminosos en los años veinte aumentó vertiginosamente.

Dentífricos, cosméticos, juguetes, alimentos, bebidas, y los famosos relojes, disparan sus ventas.

La industria del sector se expande, se abren nuevas filiales incluso en Canadá. Se contratan miles de obreras y obreros. Las obreras se sentían privilegiadas. No solo la paga era muy buena, sino que se las inducía a creer que la exposición al radio las fortalecía y hacía más sanas.

En la fábrica de Nueva Jersey, las chicas barnizadoras hacen veinticinco relojes por día. Cada pieza requiere muchas pinceladas. Como a menudo el pincel perdía la forma en punta, los supervisores animaban a las chicas a metérselo en la boca para recolocar los pelos. Para salir por la tarde e impresionar a los chicos, se aplicaban ese barniz en las uñas, el pelo y la ropa.

El engaño fluorescente las mataría inexorablemente. Fue una de aquellas trabajadoras, Grace Fryer, quien en 1927 llevó a juicio a la fábrica. Había perdido todos los dientes y tenía la mandíbula necrosada.

Tardó dos años en encontrar un abogado dispuesto a representarla ante los tribunales.

Tras diversos obstáculos, junto con otras cuatro obreras tan débiles que no eran capaces ni siquiera de levantar la mano en el proceso, ganaron el juicio. Fueron parcialmente indemnizadas y murieron poco tiempo después. Jamás se ha sabido el número exacto de muertes.

La U.S. Radium continuó usando los barnices hasta después de los años sesenta.

Gracias a este proceso se comenzó a reconocer a los trabajadores el derecho a salvaguardar su propia salud.

A una distancia de casi cien años, estos tristes hechos retoman el hilo de una historia ininterrumpida de abusos, negocios y falta de humanidad.


Saltamontes

Publicado en el Periódico Anarquista Tierra y Libertad, septiembre de 2018

[ Nik Cultura y Anarquismo webgunetik hartua ]

Terrorismoa eta biolentzia iraultzailea [Beltza]

[ Agintea Hausten webgunetik hartu diNat, bertan duela 20 urte argitaratutako liburuaren pdf-a daukaNK ]

Terrorismoa eta biolentzia iraultzailea [Beltza]


[Terrorismoa eta biolentzia iraultzailea. 1998. Emilio López Adán ‘Beltza’. Likinianoren altxorra 8. Likiniano elkartea. Agintea Hausten-ek digitalizatua]

Terrorismoa eta biolentzia iraultzailea [Beltza]


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La hija pródiga

La hija pródiga


Entre los dos sumaban 30 años, él dos más que ella; y quince dólares en el bolsillo de él que ella había cogido de casa de su padre. No habían pedido alcohol, pero sí café porque la noche sería larga hasta que llegara el autobús. Ella daría a luz en unas horas, como mucho un par de días, en el Sur profundo, pero en otro Estado.

Entonces la chica blanca, sin atreverse a cogerle la mano, le dijo algo. El adolescente negro la miró hasta que sus ojos se volvieron turbios. Dejó los quince dólares encima de la mesa, cogió su petate y empezó a caminar, rumbo a ninguna parte, lejos.

Finalmente ella dio a luz en casa de la madre de él, una mujer con un vestido y un pañuelo blanco inmaculados. Había hecho más veces de partera, y sabía lo importante de hervir sábanas, el doble giro de la cabeza, las palabras justas a la mujer que no dejaba de gritar en su pequeña casa, en medio de ninguna parte y con su marido, si realmente lo fue, borracho en alguna ciudad del Norte.

Cuando el niño nació, ella no se lo podía creer. “Dios mío, dios mío”, decía mientras lavaba al recién nacido. Entonces la chica blanca sacó de debajo de la almohada el único objeto de valor que se había llevado de casa de su padre –un cuchillo – y se lo hundió con precisión entre dos vértebras, por encima de los hombros. La partera se desplomó y el niño cayó al suelo, rompiéndose quizás algo. Poco importaba.

La madre envolvió a la criatura en una sábana limpia, y sujetándolo por los pies le hundió la cabeza en un balde de agua. No podía verlo. No podía oírlo. No lo tocaba. Así era más fácil. Cuando ya no se movió más, dejó el bulto a un lado, buscó su cuchillo y prendió fuego a la casa.
Fuera, mientras, las vigas ardían sin estruendo ni casi ruido, se dio cuenta de que se había dejado los zapatos dentro. Daba igual. Tampoco vivía tan lejos de su padre, aunque el camino estaba sembrado de ortigas.

Se presentó al alba en el porche,con un pequeño bulto en brazos y el cuchillo entre la ropa. Su padre la oyó llegar y abrió la puerta, bloqueando el umbral. “Padre, acógeme”, susurró. “Aquí no queremos basura negra”, masculló él.

“Es blanco, padre; blanco como tú y como yo, padre, como yo y como tú. Mira tu boquita, tus
pómulos,….”

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Valoración Azken Sorgin Gaua

Valoración Azken Sorgin Gaua

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Todavía asimilando todo lo vivido y recién acabado el desmontaje, nos toca hacer ahora valoración de lo que fue la #AzkenSorginGaua. Una noche de brujas épica, espectacular e inolvidable, cargada de reencuentros, nostalgia, solidaridad y buen ambiente. Dejando de lado la falsa modestia, este ha sido posiblemente el festival anticomercial más exitoso que ha existido. Con una respuesta increíble, aforo completo y miles de asistentes entre los dos días, un akelarre de estas dimensiones hubiese sido imposible sin el trabajo duro durante meses, pero también sin la ayuda de quienes echaron una mano con los auzolanes y sin las más de 150 personas que hicieron turnos durante la Sorgin Gaua, algunas incluso por partida doble.

Desde luego, se ha demostrado que una contracultura anticapitalista es posible y efectiva. Aunque la Sorgin Gaua se despida, Sorginkale seguirá luchando por impulsar esa contracultura y transformar desde ella con otros proyectos.

Fue un placer volver a ver sobre el escenario a míticas bandas ya desaparecidas, despedir o encontrarnos de nuevo otras que nos han acompañado durante años y ver emerger nuevas que mantienen vivas las ideas anticomerciales. Queremos dar las gracias a los grupos que habéis sido parte de esta y otras ediciones de la Sorgin Gaua y a los que mantenéis la escena. A las distris que participaron en la feria, a l@s ponentes de las charlas, a los colectivos y personas que sacaron adelante la comida y las cenas, al gaztetxe Maravillas y al Esparru por ser sede de varios actos de esta edición y a los de Rotxapea, Burlata, Barañain, Gares y Lizarra por acoger las presentaciones del festi y los talleres sobre contracultura y contrapoder.

También queremos destacar la dedicación de quienes nos ayudáis con los diseños, la infraestructura, la exposición, las carteladas y con la difusión de la Sorgin Gaua y sus ideas, en esto último con mención especial a la Eguzki Irratia y al programa Kolpez Kolpe por su gran despliegue y seguimiento en directo, reporteros de guerra incluidos. Agradecer igualmente su implicación y buen hacer a las currelas de Cultura, a quienes hicisteis posible la Sorgin Beer o los técnicos de sonido y luces. A quienes con vuestras fotos y vídeos lográis que sea todavía más difícil de olvidar todo esto, especialmente a Eunate por sus reportajes gráficos y a Josu por el documental que está por venir. Y a todo el mundo que de una manera u otra habéis colaborado con la Sorgin Gaua y habéis sido parte de ella.

Pero pese al innegable éxito y excelente sabor de boca que nos deja esta última Sorgin, no sería justo tampoco obviar y dejar de señalar los aspectos negativos. En primer lugar, queremos disculparnos con l@s vecin@s por las molestias que un evento de esta magnitud, a pesar de ser una ocasión puntual y especial, puede causar. También sentimos que hubiese gente que se quedó sin entrada, ya que acabaron agotándose en taquilla.

Asimismo, tenemos que condenar los burdos intentos de criminalización hacia la Sorgin Gaua por parte del alcalde Gondán, que ha culpado públicamente al festival de generar vandalismo y sabotajes a la consulta taurina del día siguiente. También ha difamado y mentido sobre nuestro colectivo en redes sociales, sin mediar ni contestar a nuestras llamadas, en la línea de una alcaldía más autoritaria y con más trabas que nunca para desarrollar cualquier tipo de iniciativa o alternativa cultural y juvenil en el pueblo.

Por otro lado, siete lonas de la carpa acabaron el fin de semana llenas de pintadas y grafitis, algo que ha supuesto a la organización un sobrecoste de 1200 euros. Un dinero que, por hacer la gracia, por inconsciencia o por falta de sentido común, dejará de repartirse entre las bandas que participaron en el festival y entre las luchas políticas y antirrepresivas que se quieren financiar con esta Sorgin Gaua. Del mismo modo, una toma de agua reventada en los exteriores del festival, imaginamos que para boicotear el evento, complicó las labores de recogida para la organización y supuso trabajo extra para un trabajador del Ayuntamiento al que agradecemos su labor.

Como dejamos bien claro en carteles colocados por todo el recinto, en la Sorgin Gaua no se admiten babosos, y dos hombres fueron expulsados inmediatamente del festival por mostrar ese tipo de conductas. Tan indignante o más es la agresión que sufrió una chica de la organización a manos de otro hombre que se negaba a marcharse del recinto una vez acabada la música y tras insistirle en repetidas ocasiones que abandonara el lugar. En vez de hacerlo, comenzó a sacar fotos a la organizadora y le agredió provocándole lesiones físicas.
 

En cuanto a los objetos perdidos, todo el material recogido será llevado a Sorginkale para posibles reclamaciones. Recordamos que el local abre los lunes de 17:00 a 20:00 y está en la calle San Isidro 2 (parte vieja de Zizur). Para contactarnos o enviarnos fotos del festi escríbenos a las redes o a sorginkale@nodo50.org.

Por último, os queremos dejar a modo de despedida de la Sorgin Gaua el texto que leímos como acto final para esta última noche de brujas:

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“Cuando la Sorgin Gaua nació en el año 2004, ni siquiera aquellas brujas que empezaron con este proyecto pensaron que podría llegar tan lejos y que llevaría las ideas de contracultura libre y anticomercial a tanta gente. Han sido 15 años de conciertos, ferias de distris, charlas, mesas redondas, comidas, kalejiras y akelarres, pero también de reivindicaciones, de aprender de otras luchas y de conocer gente y crear lazos con otros colectivos y lugares. Han sido 15 años de esfuerzo y trabajo de varias generaciones por apoyar y visibilizar la cultura revolucionaria, de demostrar que es posible hacer y organizar cultura al margen del capital.
 

Y todo ello hubiera sido imposible sin vuestra participación, sin esas fieles brujas que venís a celebrar vuestra noche aquí año tras año, sin las brujas novatas, sin aquellas que os pasáis los lunes por la distri para llevaros las novedades musicales o a tomar prestado un libro… Pero sobre todo sería imposible sin ese trabajo desinteresado de quienes hacéis turnos, ayudáis con el montaje, con la difusión, o en definitiva contribuís a que todo esto haya sido posible.
 

Con esta última Sorgin Gaua hemos querido hacer un homenaje a ese punk pinchado en farolas a ras de suelo. A esos primeros grupos anticomerciales de reggae, de rap o de rumba que demostraron que la música anticomercial lo es por su mensaje y sus formas, no por su estilo. A quienes al expresar sus ideas por medio de la cultura sufren la represión del Estado y la censura. A las distris que resisten acercando la contracultura e ideas revolucionarias en los rincones más inesperados. A esos grupos que empezaron en la Rock Etxea en el 96 y que gracias a ellos y los que han venido después este pueblo sigue teniendo un local de ensayo autogestionado. A quienes se las arreglaban para montar los primeros conciertos de música combativa en Zizur en los 80 y 90. A toda esa generación para la que la música y cultura libre ha sido un pilar fundamental de sus luchas. Al Esparru y a todos los gaztetxes y centros sociales que están surgiendo y que luchan y resisten contra la represión policial e institucional. Y a nosotras mismas, porque hemos crecido junto a la Sorgin Gaua como nuestro referente y como nuestro primer contacto con la cultura combativa y diferentes luchas políticas.
 

Despedimos ahora la noche de brujas en su momento álgido y con más fuerzas que nunca, convencidas de que es el momento de invertir todo este trabajo en otros proyectos políticos y sociales de mayor urgencia, sin dejar por ello de tratar de construir contrapoder desde la contracultura y hacer de ella una amenaza para el capitalismo”.

[ Sorginkale banaketa ez-komertzial eta liburutegi libertariotik hartutako balorazioa ]

Más de 1.405 muertes por amianto y 714 muertes por accidentes laborales mortales desde 2008

Más de 1.405 muertes por amianto y 714 muertes por accidentes laborales mortales desde 2008

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Muerte en y por el trabajo: Más de 1.405 muertes por amianto y 714 muertes por accidentes laborales mortales desde 2008
Las muertes derivadas del trabajo son muy duras. Desde 2008, con el inicio de la crisis hasta este mes de noviembre, han fallecido 714 trabajadores en accidentes laborales. En 2018, suponen un incremento de  un 18,52% que en todo 2017. Pero las muertes por enfermedades relacionadas con la inhalación del amianto son más del doble. Según datos oficiales registrados. En este período, desde el inicio de la crisis, han fallecido más de 1.405 personas. Todavía faltan conocer los datos oficiales de 2017 y 2018, pero, según los registros de Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (ASVIAMIE), han aumentado un 45% hasta noviembre sobre todo el 2017. Un drama.
La realidad es que estás una mañana, tarde o noche con los tuyos y, unas horas después has muerto en el caso de los accidentes de trabajo. O, en el caso del amianto, tu vida se trunca cuando esperabas que te llegara la jubilación y podrías vivir, disfrutar de lo que durante unos cuarenta años no has podido. Porque entraste con pantalones cortos a trabajar y necesitaste una caja de refrescos para llegar a una máquina que desempeñaste, pero te hicieron trabajar junto o con el amianto, un mineral cancerígeno que manifiesta su poder letal entre 10 y 40 años. Lo que iba a ser una nueva vida con la jubilación (con mas años encima y más experiencia) se convierte en un drama personal y familiar. Siempre pendiente del médico.
Unos y otros casos son similares. Cambia el tiempo. Pero el sufrimiento es igual. Hablo de accidentes mortales y muertes por amianto, pero es verdad que las enfermedades profesionales se llevan en la Unión Europea a 19 trabajadores o trabajadoras por cada uno o una que fallece por accidente laboral por el amianto y otros productos que nos matan poco a poco.
Podríamos decir que el cáncer y otras enfermedades profesionales colaboran con los empresarios, porque no muestran lo peor cuando trabajamos y sí lo hacen años después, cuando los empresarios ya han llenado sus bolsillos con el sudor y el sufrimiento del Pueblo Trabajador y, además, se olvidan del daño que está causando por no emplear métodos y trabajos con seguridad y salud. No les importa. Prefieren los beneficios. Y, si algún día les ponen una denuncia por algún daño a la salud o muerte, contratarán abogados que solo saben de la minuta sustanciosa que cobrarán sin importarles las vidas perdidas o dañadas para siempre, que se encuentran frente a ellos en un tribunal. Lamentable. Es la calidad de algunos empresarios.
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Muertes crecientes
Hasta esta semana pasada de noviembre en Hego Euskal Herria han fallecido 64 trabajadores en accidentes de trabajo. Son ya un 18,52% más que en todo el año pasado 2017. Desde 2008, con el inicio de la crisis, en suelo y fábricas de Hego Euskal Herria (Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa) han fallecido 714 trabajadores en el trabajo. ¡Parece que en vez de ir a trabajar van a la guerra!
En 2018 al día se producen 233 accidentes laborales con baja en Hego Euskal Herria, pero otros tantos, sin baja. La falta de prevención es una de las causas fundamentales. Muchas empresas incumplen la Ley de Prevención de Riesgos Laborales , que entró en vigor hace más de dos décadas.
Entre 2008 y 2018 (noviembre) han fallecido más de 1.405 personas por enfermedades relacionadas con el mineral cancerígeno del amianto. Son datos oficiales, aunque de los dos últimos años (2017 y 2018) son datos que recopila la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (ASVIAMIE).
Con los datos que llevan registrados en 2018, con 29 muertes, la mortalidad ha aumentado un 45%, pero todavía faltan los datos oficiales que, en realidad, se ocultan frecuentemente porque, como se ve, en este período, tras la crisis, las muertes por amianto son más del doble que los accidentes mortales en los centros de trabajo. Por eso, se ocultan, pero como vemos el daño y el drama que causan van en aumentan.
Juanjo Basterra

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Dos certezas y siete preguntas sobre la crisis ecosocial

Dos certezas y siete preguntas sobre la crisis ecosocial



Blown Away – Winslow Homer, ca. 1888.

Intervención en el XIX Cine Foro de Economistas sin Fronteras (22/11/18) a cargo de Xan López.

Primero las certezas.
  1. La emisión creciente de gases de efecto invernadero está provocando un aumento generalizado de las temperaturas. Un grado desde la época preindustrial. Parece muy probable que como mínimo llegaremos a 1.5°C o 2°C en las próximas décadas. Las consecuencias para la sociedad y todos los seres vivos en la Tierra serán, ya son, gravísimas.
  2. Este proceso está ligado íntimamente a la lógica de producción y acumulación capitalista. Es enormemente improbable que podamos atajar la crisis ecológica sin atacar a esa lógica capitalista. Además, los efectos del calentamiento global afectarán desproporcionadamente a los más pobres del mundo.
El problema de este tipo de certezas es que por sí mismas nunca suponen una fuerza política. No cambian nada. «El triunfo de la razón solo será el triunfo de los que razonan» (Brecht). Por otra parte es de suponer que quienes estamos aquí ya las conocemos, así que tampoco tiene sentido recrearse constantemente en ellas. Por eso voy a centrarme en el poco tiempo que tengo en algunos de los problemas que veo en el camino hacia una solución política de esta crisis.

Siete preguntas.

1) Hay cierta perspectiva histórica desde la que Lutero tenía razón, y no Müntzer. Los Girondinos y no los Jacobinos. Los Mencheviques y no los Bolcheviques. La opción correcta era la moderación, adecuarse a los límites de lo posible. Hay otra perspectiva que plantea que la cantidad de energía organizada para conseguir un cambio siempre tiene que desbordar los objetivos realmente posibles. Que para alcanzar lo posible hay que intentar, y rozar, lo imposible. Es la idea del progreso como dos pasos adelante y uno atrás. El paso atrás es traumático, pero al final se ha conseguido avanzar algo, que permanece.

Estas dos perspectivas comparten un convencimiento implícito. El de que en cualquier caso hay un tiempo histórico suficiente para la mejora social, y que ningún exceso de moderación o paso atrás inevitable nos llevará a un abismo que rompa la serie histórica. Puede que ese convencimiento ya no tenga tanta solidez. ¿Podemos concebir una revolución social profunda que solo dé dos pasos adelante? El cambio que necesitamos no es tanto la aceleración de un proceso previo, sino más bien un salto fuera de la historia.

2) Un filósofo dijo, exagerando, que «la pérdida más trágica no consiste en perder la seguridad, sino en perder la capacidad de imaginar que las cosas pueden ser de otra manera» (Bloch). Los grandes sacrificios nunca pierden de vista la lucha por el pan de cada día, pero el convencimiento de que es posible conseguirlo proviene de una visión que suele ir más allá de lo individual y lo inmediato. Por ahora no hemos alcanzado el reino de los cielos, la república de los iguales o el comunismo, pero hemos llegado hasta aquí porque nunca se perdió la esperanza en ellos. No la esperanza estúpida de que todo se arreglará por sí mismo, que hoy en día es el tecno-utopismo. Sí la esperanza informada que sabe que ese desenlace depende de nosotros mismos.

Sin el horizonte de un mundo mejor nos refugiamos en el cinismo, que hoy en día no tiene oposición y se enorgullece de no creer en nada que no sea la gestión del mejor mundo posible, que resulta ser éste. Si la esperanza en un mundo mejor es inherente al ser humano entonces no puede estar destruida, solo extraviada. ¿Sobre qué materiales contemporáneos podemos forjar una nueva visión de futuro? Muchos intentan revivir viejas visiones. Ahí sin duda habrá mucho de utilidad. Quizás también debamos mirar entre las piedras descartadas por los canteros de la historia.

3) En una fábula de Esopo una zorra alardea ante una leona de tener camadas numerosas, mientras que ella siempre tiene una única cría. «Una, pero un león» contesta la leona.

El problema de la calidad y la cantidad no es nuevo. Hoy la preocupación de la gran mayoría está centrada en la cantidad. Tener suficiente, o más que suficiente. La fábula apunta a un problema en esa mentalidad, que también se conoce desde hace mucho. Sin embargo es una frivolidad pensar que aquí hay una simple confusión, un error persistente. Durante mucho tiempo fue correcto tener como primera preocupación el tener más cosas necesarias. Todavía lo es para la inmensa mayoría, que deberían tener mucho más. Sin embargo la minoría que más contribuye al cambio climático no puede seguir igualando su bienestar, o su felicidad, a la acumulación de mercancías. Debemos, claro, organizar un mecanismo para garantizar nuestra supervivencia colectiva, pero el mercado capitalista como medio para hacerlo parece cada vez más insostenible. ¿Es concebible una sociedad que garantice la existencia de sus miembros como algo indiscutible y entienda el lujo como algo distinto al consumismo? El reino de la libertad no puede estar en la producción creciente, pero sí más allá: el lujo como tiempo libre, como relaciones sociales, como desarrollo personal. Pasar, como decía alguien, de la austeridad pública y el lujo privado al lujo público y la austeridad privada. Así por fin la cantidad suficiente se convertirá en calidad. Una, sí, pero leona.

4) La inmensa mayoría de la riqueza mundial está concentrada en un pequeño número de países. No es difícil imaginar una pseudo-solución al cambio climático que trate de cristalizar esta diferencia histórica. La consecuencia sería el exterminio activo o pasivo de la «población excedente». Este plan no es realista, porque la riqueza de los primeros no es una característica intrínseca sino sobre todo el producto del trabajo y la expropiación de los segundos. Pero lo importante para su ejecución no es que sea viable, sino que se crea como tal. Al menos durante un tiempo. Sin duda no desentonaría con nuestra época el considerar un plan imposible como viable, mientras se desprecian por ilusorias las únicas soluciones realmente posibles.

Hace ya mucho se comprendió que un problema fundamental para la solidaridad obrera mundial era precisamente esta relación de dependencia mundial. Una relación que también afectaba a la conciencia y perspectiva de los trabajadores de las países ricos. No es exagerado decir que nunca hemos superado este problema. La posibilidad de que el cambio climático no implique un genocidio pasa por su superación.

5) La réplica visceral cuando se plantea cualquier cambio social profundo suele ser: que lo haga quien quiera, pero a mí que no me obliguen. Casi todos los aspectos importantes de nuestras vidas son enormemente autoritarios y reglamentados, pero la idea de que son producto de nuestra libre elección tiene una fuerza enorme. En cualquier debate siempre será mejor recibida la propuesta de pequeños cambios, acompañados de pedagogía, que nos vayan guiando al objetivo deseando siempre que así lo queramos. Una revolución larga, de siglos, que se vaya arrastrando por las generaciones.
Todo apunta a que no tenemos esos siglos. Que el trabajo será de las generaciones que ya están vivas. ¿Cómo podemos defender las transformaciones de vida o muerte necesarias sin que se nos llame «liberticidas»? ¿Se puede arrancar la bandera de la libertad de manos del neoliberalismo? ¿La libertad de existir antes que la libertad de elegir morir?

Siempre estará la tentación de destruir la casa del amo con sus herramientas. La libertad individual descansa sobre la tiranía del mercado, al que no se puede apelar ni está sujeto al control popular. La pinza del hombre de la calle y el empresario contra el coco colectivista. Si así se privatizaron hospitales quizás podamos delegar en otra instancia inapelable para nacionalizar los monopolios que nos dominan. Nos gustaría no tener que hacerlo, pero seguimos órdenes de las leyes físicas. No hay alternativa, señora Thatcher.

6) Según una visión de la historia el nivel de desarrollo técnico y la forma que éste toma determinan el tipo de sociedad existente. El molino de agua llevaría al feudalismo tan inevitablemente como el motor de vapor al capitalismo. La central nuclear llevaría, se supone, al capitalismo monopolista tardío o al socialismo del siglo xx; aquí sus similitudes se explicarían sobre todo por una cuestión técnica.

Una primera crítica evidente a esta visión es que no parece del todo fácil decidir de qué manera exactamente una tecnología determina una sociedad. Algunas llevan con nosotros milenios y han visto muchos tipos de sociedades. En el mejor de los casos hay un gran número de pasos intermedios y posibilidades; la autonomía de las relaciones sociales y la cultura que se forma alrededor de la tecnología es suficiente como para complicar este debate enormemente. La segunda crítica es más prosaica. Asumiendo que la influencia de ciertas tecnologías fuese directa y poco deseable, ¿a cuáles estaríamos dispuestos a renunciar? Algunas parecen irrenunciables, aunque todavía no estén al alcance de todos: alcantarillados, agua corriente, seguridad alimentaria, antibióticos y analgésicos… Es posible que el progreso técnico sea un arma de doble filo, pero cualquiera que haya sufrido una infección de muelas seguramente aceptaría casi cualquier riesgo por una semana de tratamiento con antibióticos y un dentista competente.

7) La historia del corto siglo xx es la historia del trabajador como sujeto político. Ya sea el trabajador de los países ricos, en el centro de un pacto social complejo y coyuntural. O el de los países pobres, centro de un proyecto que en un principio aspiraba a acabar con las clases como tales. Sobre los primeros alguien opinaba, en retrospectiva, que al final se demostró que no querían socialismo, solo salarios más altos (Tronti). El efecto de esto sobre los segundos no fue despreciable. Muchos cambiaron la abolición del salario por la promesa de salarios occidentales, o por la aspiración de emigrar a Occidente. Algunos sabían desde hace mucho que esto era una imposibilidad política. Los países ricos existen porque existen los pobres. No son una imagen de su futuro, sino la garantía de que no tendrán futuro. Ahora también sabemos que es una imposibilidad ecológica. El nivel de vida occidentalizado no es universalizable.[] Ni siquiera es sostenible para una minoría relativa.
La contradicción es antigua. El sujeto político necesariamente será el conjunto de personas que no son dueñas de su tiempo, que trabajan o viven para otros. Un sujeto ya nunca más estrecho y normativo, sino unido en su diversidad de género, raza, orientación sexual, etc. Pero las luchas por mejorar nuestra situación como trabajadores asalariados, si tienen éxito, refuerzan la lógica capitalista que destruye la base de nuestra existencia. Se busca desde hace mucho el salto de la lucha económica como trabajadores a la lucha por la abolición de los trabajadores como tales y de todas las clases, que no del trabajo. Pero no es un salto fácil de dar. ¿Cómo llegar a una regulación racional de nuestro metabolismo con la naturaleza que no esté mediado por el trabajo asalariado? ¿Cómo plantear esto en un entorno de inseguridad y trabajo precario sin parecer unos lunáticos? O mucho peor, unos frívolos.

[ Contra el Diluvio klima aldaketaren webgunetik hartua ]

UHintifada 330: Juani Rishmawi: «En Gaza están experimentando con la población para crear el máximo número posible de lisiados, y el sistema sanitario está completamente colapsado»

[ Uhintifada irratsaioaren ale berri honek Gazarekin jarraitzen diNK. Komite Internazionalistak taldearen webgunetik hartua]

UHintifada 330: Juani Rishmawi: «En Gaza están experimentando con la población para crear el máximo número posible de lisiados, y el sistema sanitario está completamente colapsado»
     
19/11/2018
JuaniEn la edición de esta semana charlamos con Juani Rishmawi, colabora habitual de Uhintifada, que nos sirve su crónica de actualidad desde Beit Sahour, en el área de Bethlehem, en Cisjordania. Rishmawi es trabajadora de la organización sanitaria palestina HWC (Health Work Committees), que hace unas semana nos hacía llegar la denuncia de que el ejército israelí había irrumpido en uno de los centros de asistencia sanitaria con los que cuentan en la ciudad vieja de Al Khalil (Hebrón), atacando con botes de humo al personal médico y usuarios. HWC gestiona además el hospital de Al Auda, en la Franja de Gaza, donde la propia Rishmawi ha vivido durante años. Desde su cercanía personal y profesional nos da cuenta de la última escalada de violencia que está padeciendo la franja costera palestina, haciendo especial hincapié en la grave crisis sanitaria que están sufriendo por la falta de recursos médicos, medicinas, agua potable y electricidad; desde que empezara en marzo la campaña de protestas de las Marchas por el Retorno. Denuncia que el personal médico se está viendo impotente ante las municiones con las que Israel está experimentando para crear entre la población civil el máximo número posible de lisiados y discapacitados.