La mala reputación
El autor de la genial canción “La mala reputación” fue Georges Brassens (1921-1981), muy reconocido en su país de origen Francia, a pesar de ser un ácrata declarado e irreductible tal vez el mayor representante de lo que algunos han denominado la trova anarquista; la letra es uno de los mayores alegatos contra el conformismo y, de forma más concreta (en homenaje, en el caso que nos ocupa hoy, a la festividad del 12 de octubre), contra los que consideramos los males que enfrentan a la humanidad: el nacionalismo, la religión y la división de clases. La canción, aunque algunos la identificarán con el rockero Loquillo, fue traducida por Paco Ibáñez e interpretada por él primera vez en esa primera versión; existe también otra traducción de Agustín García Calvo. Si hay algún cantautor español que podamos comparar con Brassens ese es Javier Krahe, que también adaptó algunos temas del francés como “Marieta” o “La tormenta”, letras donde podemos comprobar la semejanza entre ambos.
"La Mauvaise Reputation", interpretada por Brassens en televisión.
Versión de Paco Ibáñez:
En mi pueblo sin pretensión
Tengo mala reputación,
Haga lo que haga es igual
Todo lo consideran mal,
Yo no pienso pues hacer ningún daño
Queriendo vivir fuera del rebaño;
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos todos me miran mal
Salvo los ciegos es natural.
Cuando la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me supo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
Que el de no seguir al abanderado
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos me muestran con el dedo
Salvo los mancos, quiero y no puedo.
Si en la calle corre un ladrón
Y a la zaga va un ricachón
Zancadilla doy al señor
Y aplastado el perseguidor
Eso sí que sí que será una lata
Siempre tengo yo que meter la pata
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos tras de mí a correr
Salvo los cojos, es de creer.
No hace falta saber latín
Yo ya sé cual será mi fin,
En el pueblo se empieza a oír,
Muerte, muerte al villano vil,
Yo no pienso pues armar ningún lío
Con que no va a Roma el camino mío,
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos, todos me miran mal,
Salvo los ciegos, es natural.
Tengo mala reputación,
Haga lo que haga es igual
Todo lo consideran mal,
Yo no pienso pues hacer ningún daño
Queriendo vivir fuera del rebaño;
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos todos me miran mal
Salvo los ciegos es natural.
Cuando la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me supo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
Que el de no seguir al abanderado
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos me muestran con el dedo
Salvo los mancos, quiero y no puedo.
Si en la calle corre un ladrón
Y a la zaga va un ricachón
Zancadilla doy al señor
Y aplastado el perseguidor
Eso sí que sí que será una lata
Siempre tengo yo que meter la pata
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos tras de mí a correr
Salvo los cojos, es de creer.
No hace falta saber latín
Yo ya sé cual será mi fin,
En el pueblo se empieza a oír,
Muerte, muerte al villano vil,
Yo no pienso pues armar ningún lío
Con que no va a Roma el camino mío,
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos, todos me miran mal,
Salvo los ciegos, es natural.
Versión de Brassens en castellano:
Versión de Paco Ibañez
Interpretación de Sole Giménez, en clave de jazz, en un reciente disco homenaje a la canción francesa (agradecible es que la artista haya elegido esta radical letra de Brassens):
Interpretación de Pablo Dacal (que respeta íntegra la traducción de Ibáñez):
Original, divertida, radical y malhablada, totalmente reivindicable, versión del dúo argentino formado por Claudina y Alberto Gambino:
Elegante versión de Nacha Guevara:
Traducción de García Calvo (muy diferente a la anterior), interpretada por Antonio Selfa:
En el pueblo yo, con perdón,
tengo mala reputación:
que me mueva o quieto me esté
paso por un qué sé yo qué.
Y eso que no sé que a nadie le dañe
que yo a mi manera me las apañe.
Pero es que ellos no quieren que
ande uno por donde le dé:
no, jamás te perdonarán
si no vas por donde ellos van.
To el mundo dice “Mira, ahí va”
menos los mu – dos, claro está.
¿Qué es el 12 de Octubre hoy?:
en mi camita yo me estoy;
y si suena la musicá,
yo, ni me viene ni me va.
Y no sé que a nadie le perjudique
porque a los desfiles no me dedique.
Pero…
To el mundo apunta para acá
menos los man – cos, claro está.
No hace falta ser un faquir
pa adivinar mi porvenir:
si una cuerda a gusto les dan,
de corbata me la pondrán.
y el caso es que el cielo no se desploma
porque mi camino no vaya a Roma.
Pero…
To el mundo en la horca me irá a ver
menos los ciegos, es de creer.
Interpretación del inefable Loquillo (es la misma traducción de Ibáñez, pero en interpretaciones anteriores excluye la parte que alude a la religión católica; aquí sí la incluye cambiando la palabra Roma por Zarzuela y, de la manera más estúpida, distorsionando todo el sentido):
No muy conocida versión de Joaquín Sabina (sutilmente diferente a la letra de Ibáñez, aunque la última parte de la religión está totalmente cambiada):
Versión rockera de Luis Rueda & el Feroz Tren Expreso (un poco, ya el despiporre):
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