Pasar Lista (II)

Pasar Lista (II)


SEGUIMOS CON LA SEGUNDA PARTE DE ESTE INTERESANTE LECTOR Y LOCUTOR DE RADIO, AQUÍ VA SU SEGUNDA LISTA DE BUENOS LIBROS PARA QUIEN QUIERA BUENA LITERATURA... AQUÍ TENÍA LEÍDOS SOLO TRES DE LA LISTA, AL STIG DAGERMAN, A KAFKA Y COMO NO, EL ESENCIAL MOMÓ, VAMOS MEJORANDO. 

GAZTELERAZ ESANDAKOARI JARRAITUZ BADAUKAnALA/GULA ZER IRAKURRI, EUSKERAZ ZERRENDAKO IA EZER EZ BADUnk EXISTITZEN ERE, MICHAEL ENDEREN LAN BIKAINAREKIN HASI HAITEKE, KAFKAREN "PROZESUA" ERE EUSKERAZ BADAGOELAKOAN NAGOnk. 



Pues no está siendo tan terrible esto de desmenuzar una biblioteca. Como en un ceremonial periódico, llega la segunda lista de convocados al sacrificio ritual libresco. Pueden abrir sus cubiertas, exponer sus páginas al vacío y otorgar un nombre a un espacio del silencio. Además, se les añadirán algunos cuentos sueltos que mi memoria recuerda con especial intensidad.

“Donde suben y bajan las mareas” (mi favorito), Lord Dunsany
“Juan Darién”, Horacio Quiroga
“Bienvenido, Bob”, Juan Carlos Onetti
“La tortura por la esperanza”, August Villiers de L’Isle-Adam
“El ahogado más hermoso del mundo”, Gabriel García Márquez


(II)

En carne viva, Billy Childish
Primavera sombría, Unica Zürn
Los niños terribles, Jean Cocteau
Rey Muerte, Nick Cohn
El corazón de las tinieblas, Joseph Conrad
Rayuela, Julio Cortázar
Mendigos y orgullosos, Albert Cossery
El hombre que fue Jueves, G. K. Chesterton
La muerte y su traje, Santiago Davobe
Nuestra necesidad de consuelo es insaciable, Stig Dagerman
El ladrón, Georges Darien
La montaña análoga, René Daumal
Ya no humano, Osamu Dazai
Tiempos difíciles, Charles Dickens
El fuego fatuo, Pierre Drie La Rochelle
Carcasona y otros cuentos, Lord Dunsany
El mal de la muerte, Marguerite Duras
Momo, Michael Ende
Las vírgenes suicidas, Jeffrey Eugenides
La mandrágora, Hanns Heinz Ewers
Pregúntale al polvo, John Fante
El circo del doctor Lao, Charles G. Finney
El derrumbe, Francis Scott Fitzgerald
Bouvard y Pecuchet, Gustave Flaubert
Gloria a los ilustres pioneros, Romain Gary
Diario de un ladrón, Jean Genet
Las afinidades electivas, J. W. Goethe
Almas muertas, Nikolái Gogol
Poemas, Gloria Fuertes
Los muertos y las muertas, Ramón Gómez de la Serna
Los ex-hombres, Máximo Gorki
El tambor de hojalata, Günter Grass
El callejón de las almas perdidas, William Lindsay Gresham
El escrutador de almas, Georg Groddeck
Hambre, Knut Hamsun
El miedo del portero al penaltyPeter Handke
Todos se desentendieron, Marek Hlasko
Una soledad demasiado ruidosa, Bohumil Hrabal
Al revés, Joris-Karl Huysmans
La oscuridad, Philippe Jaccottet
Gestas y opiniones del doctor Faustroll, patafísico, Alfred Jarry
Sobre los acantilados de mármol, Ernst Jünger
El proceso, Franz Kafka
La casa de las bellas durmientes, Yasunari Kawabata
El feliz cumpleaños de la muerte, Gregory Corso
Baladas del dulce Jim, Ana María Moix

(Continuará…)

NARCOS A LA CALLE Y TUITEROS AL TALEGO

NARCOS A LA CALLE Y TUITEROS AL TALEGO

¿ TITULO DE PELÍCULA DE BUD SPENCER Y TERENCE HILL?
Agarrate la braga faja que esto se va a poner divertido, van a encarcelar a 21 de momento tuiteros por expresarse libremente y mientras los narcotraficantes salen del talego en macrobuses, no es casualidad que el presidente de Galicia Feijó y el de España Mariano noniano salieran tomando el sol en sendos barcos de conocidos narcos gallegos.
Por cierto que el periodista que publicó la foto fué fulminantemente despedido.

MARIANO EN EL BARCO MOROPA PROPIEDAD DE UN CONOCIDO NARCO

Hemos perdido la Esperanza que se nos salta los controles y no se pone ni colorada, ya no digamos una disculpa aunque fuera de palo.....joder van a pecho descubierto........
Mas chulos que nunca. La dictadura de Paquito continúa porque el poder sigue en sus manos.
En Alemania, Francia e Italia salieron a la fuga, aquí se quedaron y les dieron las migajas a los que tenían que haber cambiado el sistema.
La verdad que yo por mi parte no tengo miedo al talego, no nos van a callar y en un país donde la injusticia esta a la orden del dia y queda impune, los justos hemos de pisar la carcel........
palla que vamos.........
FEIJO CON SU AMIGO DE LA INFANCIA CONTRABANDISTA DISFRUTANDO DE UN SOLEADO DIA.


Por último y de regalo un chiste malo pero actual:
 Va un concejal Pepero de Nules al cajero y le da al botón de últimos movimientos y el cajero hace tiki tiki tiki tikii..........
ay truhan cubatero...........tiki tiki tiki que mi tiki tiki, tiki tiki ¿ cuantas hago? yo la mía corta pero con sombra, a mí ponme una pero pequeña para el izquierdo otra grande para el derecho y vuelca el pollo para un nevadito de puro que dicen que se te pone el pecho como a María Jimenez ¿ de amplio? no coño, que te cantas lo que te pongan...................
Tanto teléfono con camarita y pasa lo que ppasa....la gran gauppasa....¿ estaran oyendo a Gabinete cagalera? tenemos curiosidad

HAUSPOA KULTURA GUNEAren AGURRA

Egitasmoa indartzeko laguntza eskatu du Hauspoa elkarteak
Aupa, escribimos desde HAUSPOA KULTUR GUNEA de amurrio para daros la noticia (si no os ha llegado ya) de que Hauspoa ha cerrado. Este espacio que nos ha servido de lugar de encuentro, de juegos y debates, donde hemos realizado charlas, talleres y conciertos, grupos de gurasos (madres-padres) y niñ@s, biblioteca social, librería,…no daba para mas. Como muchos sabréis veníamos arrastrando ya varias dificultades y estas nos han superado, dificultades económicas y también de fuerzas. Visto que no podíamos asumir con el tirar para adelante con el proyecto se decidió finiquitarlo. Si bien es cierto que algunas de las cosas que tenían cabida en Hauspoa ahora se han transformado. Los archivos y la biblioteca ahora pasan a estar en Orbeko Etxea en el barrio Gardea de Laudio. La distribuidora Sasien Sehaska también se mantiene por su  parte y será la que conserve el email que veníamos utilizando desde el local (sasiensehaska@gmail.com). Si alguien esta interesada en conocer una valoración más profunda y/o extensa pues que se ponga en contacto y ya hablamos.
Esperamos vernos en otros proyectos, en otras luchas, en las calles…
Besos y abrazos!!!
Osasuna eta askatasuna!!!
Aiara etorbidearen 20. zenbakian dago Hauspoa elkartea

La Primera Guerra Mundial en el País Vasco Norte: Entre sacrificio e insumisión

La Primera Guerra Mundial en el País Vasco Norte: Entre sacrificio e insumisión

no a la guerra 1
Dice el historiador inglés Graham Robb (1) que existen testimonios que hablan de la muerte de soldados bretones en las trincheras francesas a manos de sus congéneres galos, bien porque éstos los tomaron por alemanes, bien porque los infortunados bretones no comprendían las órdenes recibidas en francés. Recorriendo el País Vasco medio siglo antes, en torno a 1870, escritores franceses en busca de rusticidad apenas encontraban interlocutores que les entendieran fuera de las ciudades, como Bayona o Biarritz. Sin embargo, cuando a principios de agosto del 1914 las campanas de las iglesias de todo el Hexágono repicaron llamando a la “Movilización General”, decenas de miles de jóvenes cuyo aprendizaje de la lengua y la cultura francesa así como de la historia de Francia la habían realizado en sus pocos años de asistencia a la escuela primaria, se prepararon para marchar al frente y “defender con su vida el honor herido de la Madre Patria”.
Gentes que no habían salido de su valle, apenas se cruzaban con personas de fuera de él, y no recibían información del mundo más que de un sólo periódico, vivieron la anexión de Alsacia y Lorrena por Alemania como una agresión en sus propias carnes. Movidos por la propaganda nacionalista y militarista, se alistaron al unísono sin saber que se volverían carne de cañón de la primera guerra industrial de la historia de la Humanidad.
Entre los intelectuales vascos, raras fueron las voces que se alzaron contra la guerra. Pero las hubo: la del médico anarquista Fernand Elosua, por ejemplo, que fue antimilitarista y sufriría la represión por ello. En el País Vasco Norte, la Iglesia y sus publicaciones afines, singularmente el periódico Eskualduna fundado por el cura y tradicionalista Hiriart-Urruty en 1887, fueron un sólido vector de apoyo a la propaganda de guerra francesa. En sus páginas, desde la línea del frente, escribieron varios autores, como el médico y escritor Jean Etxepare o curas como Jean Elissalde “Zerbitzari” o el que posteriormente llegaría a ser arzobispo Jean Saint Pierre “Anxuberro”. Todos sin excepción se emplearon en describir el “sacrificio” y el “heroísmo” de los soldados vascos entregados en la labor de “salvación” de la nación francesa. Jean Barbier, cura y escritor, publicó dos libros Piarres I y Piarres II contando el antes y el durante la Primera Guerra Mundial, realzando el “honor” de participar en ella y “verter sangre vasca” contra el “enemigo” alemán. Pero aun así, hubieron cientos de desertores, que aprovecharon la cercanía de la frontera para pasarse a Navarra o Guipúzcoa y escapar de la carnicería de las trincheras, los gases, los obuses y las bayonetas.
El servicio militar obligatorio y generalizado a todos los hombres jóvenes se instauró en Francia después de la guerra franco-prusa de 1870 (y el consiguiente exterminio de los participantes en la Comuna de París). Ello daba la posibilidad de organizar la “Movilización General” y obtener inmediatamente cientos de miles de soldados. Manex Hiriart-Urruty alabó la capacidad reclutoria de la armada, en éstas líneas publicadas en Eskualduna el 7 de agosto de 1914:
Aquí tenemos una movilización increíble. Jamás se vio algo similar en Francia. Tantos hombres, en un orden tan bello, tan rápidamente, habiéndolo dejado todo, todos soldados.
Si debemos entrar en guerra, que así sea. ¡Viva Francia!

En un ejercicio de literatura didáctica altamente ideologizada, Jean Barbier (2) escenificó el momento en que unos labradores, reunidos en auzolan (trabajo vecinal) de recogida del trigo, comprenden que las campanas avisan de la declaración de guerra y de la llamada al alistamiento de los hombres jóvenes. Entonces el padre se dirige a su hijo mayor:
“’Anda, Piarres, y entérate [en el pueblo] de la noticia malvada que no conocemos más que de sobra. Y, si tienes que irte allí, no olvides que antes deberás pasar por casa del cura…’ Sin decir una palabra, recogiendo su chaqueta de una esquina, Piarres se abrochó el cuello de la camisa y luego se alejó hacia el pueblo, él también con los ojos muy serios…”
La consecuencia de ésta enorme movilización fue el cambio de organización de la guerra que hasta entonces se conocía. Se introdujeron armas de destrucción masiva, como la ametralladora que ya había aparecido en la Guerra de Secesión americana, para detener a ejércitos con semejantes efectivos humanos. Los valores caballerescos que imperaban entonces en las élites militares europeas mostraron su caducidad. Estaba tan arraigado en el código de honor militar que “los oficiales mueren de pie”, que en los primeros días de la contienda caían sin cesar los hijos de la aristocracia y de la alta burguesía. Tanto, que por miedo a la falta de mandos, el ejército francés debió sustituirlos por maestros de escuela, fieles y temibles educadores en patriotismo, pero parece ser, más apegados a la vida.
Llama la atención que revolucionarios como Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht en Alemania (ambos aparecerían asesinados en enero de 1919) y antimilitaristas franceses preconizaron la nobeligerancia entre proletarios. No fueron escuchados. El socialista pacifista Jean Jaurès fue asesinado cuatro días antes de la declaración de guerra en París. La guerra estalló.
Para Jean Etxepare, la unión de los obreros fuera de la patria era pura falacia. Así lo recordaría en 1923, en el pueblo de Aldude en el que ejercía de médico y de adjunto al alcalde, en la inauguración del monolito de piedra a la memoria de los once hombres del pueblo muertos en la guerra:
A menudo oiréis que no existe la patria, que son unas grandes fortunas las que gobiernan el mundo, que todos los pueblos podrían vivir, fácilmente, bajo un mismo gobierno. No es verdad. No cabe maldad más obscena. Los pueblos viven separados, cada cual en su límite, cada cual en la tierra que ama, cada cual con las dificultades y las alegrías que les brindan la tierra y el cielo, cada cual bajo el mando de sus dirigentes, dueño de sus creencias. No hay ni puede haber hombre o reunión de hombres que una a todos. Por eso siempre habrá luchas y guerras, y es el deber de todo ciudadano de defender su país, con todas sus fuerzas, cuanto más cuando el enemigo le ataca injustamente. Los vecinos del pueblo que hoy nombramos protegieron a Francia hasta verter su sangre por ella, honor a ellos! (3)
En Francia, ¿sería por miedo a la rebelión obrera? la mayoría de los soldados reclutados era de orígen campesino. Así, Jean Etxepare testimoniaba, desde el frente:
“Ahora, en la primera línea, no se ven más que campesinos. De cien hombres, setenta son labradores. Los demás son carpinteros, comerciantes, carroceros o albañiles de pueblos, pequeña gente.
Entre los mandos hay negociantes y pequeños industriales; y junto a ellos modestos empleados del gobierno”.

Para Jean Barbier,
“¿quién mejor [que el campesino] defendería la tierra francesa, siempre en lucha, siempre enemigo y amigo de la tierra, durante toda su vida?
De tal manera que, si históricamente las poblaciones campesinas y las obreras vivían separadas por una fuerte oposición ideológica -tradicionalista y clerical la primera, revolucionaria y anticlerical la segunda- la Primera Guerra Mundial no hizo sino ahondar más las distancias entre ambas.
En el País Vasco Norte, arrastrado por la Iglesia, el campesinado consideró un deber ir a la guerra. Volvamos a la novela Piarres I, de Jean Barbier. En ese sentido, es ejemplar del caso de cientos de jóvenes vascos que se alistaron. El personaje principal Piarres ha sido llamado a filas y se prepara a marchar al frente. La familia está reunida de noche entorno al fuego cuando de pronto, llaman a la puerta. Es un desconocido, del pueblo fronterizo de Bera, en Navarra, al otro lado de los Pirineos. El hombre propone llevarse al jóven con el fin de que escape de la guerra y le ofrece incluso trabajo remunerado. La respuesta de Piarres es la siguiente:
“-¿A qué has venido esta noche, ya que nadie te pidió nada? O tienes a Piarres de la casa Oihanalde por uno de esos hombres a los que se puede menospreciar? … ¡No señor, no! No quiero perder la tierra vasca…
-En nuestro pueblo estarás en tierra vasca…
-Pero perderé la nuestra.
-Pronto la recuperarás, al cabo de unos años más o menos, gracias a una amnistía.”

En efecto, la ley francesa preveía el embargo de los bienes (casas, tierras…) de los desertores. La novela prosigue, y toma la palabra la madre de Piarres. A través del personaje materno hablan, sin lugar a duda, el escritor y su ideología:
“Ya vale, hombre despiadado, hombre sin alma al que importa tan poco el dolor de un padre y de una madre! … Y tú, Piarres, debes saber que tu padre y tu madre te preferimos muerto antes que deshonrado para siempre!”
Observemos como incluso en una buena familia católica practicante y sanamente patriarcal puede atreverse la mujer a tomar la iniciativa, de buenas a primeras. Es conveniente pues, como lo hiciera Thomas, el padre de Piarres:
“Thomas, blanco como un lienzo se giró hacia su compañera querida, muy enfadado, pero le dijo con amor: “Te perdono, Gaxuxa, que te me hayas adelantado. Ahora me toca a mí…” Y le señaló la puerta al de Bera diciéndole: “¡Ya vale! Vete por donde has venido, y rápido, será mejor para ti…”
No existen registros oficiales del número de desertores o insumisos que se produjeron durante la Primera Guerra Mundial. El ejército francés esperaba una tasa del 13% de deserción, pero ésta cifra se quedó en el 1,5%. En 1917 el porcentaje de desertores aumentó y alcanzó los 21.174 hombres. Sólo en 1917 hubieron 1.211 motines. Entre 1914 y 1918 se proclamaron 2.400 penas de muerte en juicios militares. Oficialmente, 1.436 hombres fueron fusilados por motín o deserción; el resto condenados a trabajos forzados. Pero las ejecuciones sumarias existieron, fácilmente camuflables en muertes en combate. Desde Navarra, al otro lado de los Pirineos, Pío Baroja (4) escribió:
“La guerra hace que periódicamente se presenten desertores en Bera [donde residía el escritor]. Los ha habido de casi todas las nacionalidades del grupo de los Aliados. (…) El mayor número de desertores ha sido de vascofranceses de las aldeas próximas. La gente de aquí, del pueblo los trata bien, y encuentran muy lógico que se escapen. Cosa extraña. Los franceses trataban mal a los desertores españoles que se escapaban para no ir a la guerra de Cuba o de Marruecos”.
La deserción tenía lugar con mayor frecuencia al final de los permisos de reposo. Era tan grande el fenómeno, que en octubre de 1915, se prohibió a los soldados originarios de las zonas fronterizas pirenaicas volver a sus casas a descansar o quedarse en convalecencia. Jean Saint Jean desmintió semejante blasfemia, según él:
¡Mentira! Desde aquí [en el frente] los vemos volver rectos, en su debido momento, y ya no se oye ni palabra sobre los desertores.
A partir de diciembre de 1915, esa prohibición se extendió a los Alpes y concretamente, las fronteras franco-italiana y franco-suiza. Se habla -sin confirmación- de 400.000 hombres insumisos o desertores en la Primera Guerra Mundial, del lado francés. En el País Vasco y la zona limítrofe del Béarn, habrían sido 16.889 insumisos y 1.086 desertores. Pero no se conoce el número total de reclutados y es imposible realizar porcentajes.
Globalmente, éstas son cifras importantes. Pero parece necesario subrayar dos matices para contextualizarlas mínimamente. Por una parte, durante el primer conflicto bélico mundial Francia movilizó a 8.410.000 soldados, de los que fallecieron 1.357.800 y resultaron heridos 3.595.000. Las estadísticas muestran que murieron 22% de los oficiales y 16% de los soldados rasos y suboficiales. Entre éstos, 30% pertenecían a la infantería. ¿Son 400.000 desertores – si así fueron muchos o pocos? El caso es que existieron, aun cuando a nivel ideológico, la presión era tremenda. La hecatombe de tantos hombres jóvenes representó un traumatismo al que no escapó ningún pueblo ni ciudad del estado francés. (Hay que representarse que murieron alrededor de 300.000 hombres de media anualmente, durante cuatro años). Simbólicamente, a través de los monumentos a los muertos que se erigieron en todas las localidades, grandes o pequeñas, ello ayudó a fraguar la idea de pertenencia a una misma nación. La derecha nacionalista y sus representantes políticos trataron de estigmatizar a los “cobardes” que tras el “sacrificio” realizado por sus “hermanos” trataban de aprovecharse de su “sangre vertida”. Se debatieron leyes para embargar sus bienes y no permitirles ser propietarios, etc. En el País Vasco Norte, muchos de esos hombres se quedaron en el lugar de exilio que habían elegido- a menudo, Estados Unidos o Argentina- sin jamás volver a su lugar de nacimiento.
Para terminar, recalquemos que la inteligentsia vasca del Norte siguió los pasos de la derecha nacionalista francesa, ambas a su vez guiadas por la Iglesia. De no poder soportar al “boche”- así se llamaba despectivamente a los alemanes en 1914 – su propaganda fue progresivamente situándose contra el comunismo europeo en general, a favor de la religión y de Franco su defensor en la Guerra Civil española, y por fin, como portavoz de la propaganda del Gobierno colaborador de Vichy, alineándose con el nacional-socialismo. Tal fue el caso del periódico Eskualduna del que hablábamos al principio de éste artículo, y en cuyas hojas publicaron tantos escritores y divulgadores de opinión que hoy día viven en el Panteón literario y cultural vasco. Eskualduna fue prohibido por el Comité de la Resistencia al salir de la segunda guerra mundial. Su sustituto Herria nació entonces, dirigido por el cura y filólogo miembro de la Academia de la Lengua Vasca Piarres Lafitte, y se publica aún hoy día.
Ipar Euskal Herritik,
Iparretako Ak.
(1) ROBB, Graham. Une histoire buissonnière de la France. Flammarion, 2007, p. 94.
(2) BARBIER, Jean. Piarres I. Ibaizabal, 1984.
(3) CHARRITTON, Piarres. Jean Etchepare mirikuaren idazlanak. 1916-1935. Elkar, 1992. p. 258.
(4) BAROJA, Pío. Las horas solitarias. Notas de un aprendiz de psicólogo. In : Obras Completas. Círulo de Lectores. 1999, Barcelona.
[ Ekinaren Ekinaz fanzinetik hartua ]

BIBLIOTECA ANARQUISTA

LIBURUTEGI ANARKISTA BIRTUALA (BIBLIOTECA ANARQUISTA VIRTUAL)

  1. La abolición del trabajo (Bob Black)
  2. Acción Directa (Voltairine de Cleyre)
  3. Algunas ideas falsas sobre el anarquismo (Max Nettlau)
  4. A los jóvenes (Piotr Kropotkin)
  5. A los resignados (Albert Libertad)
  6. Alrededor de una antinomia (Ricardo Mella)
  7. Del amor (Ricardo Mella)
  8. Amor y anarquía (Errico Malatesta)
  9. Anarco-Feminismo: pensando en anarquismo (Deirdre Hogan)
  10. Anarcosindicalismo: teoría y práctica (Rudolf Rocker)
  11. La Anarquía (Manuel González Prada)
  12. Anarquía 101 (Bob Black)
  13. La Anarquía Funciona (Peter Gelderloos)
  14. Anarquía y comunismo (Carlo Cafiero)
  15. Entrevista: Anarquismo en la sociedad actual (Gustavo Rodríguez)
  16. El anarquismo ante los nuevos tiempos (Murray Bookchin)
  17. Anarquismo: Argumentos a favor y en contra (Albert Meltzer)
  18. El anarquismo en Colombia (Ángel Cappelletti)
  19. “Anarquismo”, definición de la Enciclopedia Británica (Piotr Kropotkin)
  20. Anarquismo (Daniel Guérin)
  21. Anarquismo especifista (Felipe Corrêa)
  22. Anarquismo, insurrecciones e insurreccionalismo (Andrew Flood)
  23. Anarquismo: la conexión feminista (Peggy Kornegger)
  24. Anarquismo: lo que realmente significa (Emma Goldman)
  25. El Anarquismo, o el Movimiento Revolucionario del Siglo XXI (Andrej GrubacicDavid Graeber)
  26. Anarquismo social o anarquismo personal (Murray Bookchin)
  27. Anarquismo y extractivismo (Periódico El Libertario)
  28. Anarquismo y organización (Rudolf Rocker)
  29. Anarquismo y sindicalismo (Salvador Seguí)
  30. Aniversarios de la «nohistoria» (Noam Chomsky)
  31. El arma decisiva (James Petras)
  32. ¡A todos los judíos del mundo! (Néstor Majnó)
  33. Autogestión y tecnología (Murray Bookchin)
  34. ¿Qué fue la autonomía obrera? (Miguel Amorós)
  35. Bakunin y sus persistentes calumniadores (Frank Mintz)
  36. Bolchevismo y anarquismo (Rudolf Rocker)
  37. Breves apuntes sobre las pasiones humanas (Ricardo Mella)
  38. Carácter ético del anarquismo (Luce Fabbri)
  39. Carta a Émile Armand y respuesta de Émile Armand (América ScarfóÉmile Armand)
  40. Carta a los Internacionales de Bolonia (Mijaíl Bakunin)
  41. Carta contra las corridas de toros y la explotación humana (Francisco Ferrer Guardia)
  42. Carta de Camillo Berneri a Federica Montseny (Camillo Berneri)
  43. Carta de Farga Pellicer a Bakunin (1 de agosto de 1869) (Rafael Farga Pellicer)
  44. Carta de Piotr Kropotkin a Vladimir Illich Lenin (21 de diciembre de 1920) (Piotr Kropotkin)
  45. Carta de Piotr Kropotkin a Vladimir Illich Lenin (4 de marzo de 1920) (Piotr Kropotkin)
  46. Carta de P.J. Proudhon a Karl Marx (17 de mayo de 1846) (Pierre-Joseph Proudhon)
  47. Cartilla socialista (Plotino C. Rhodakanaty)
  48. ¿Catastrofismo o abandono del sentido crítico? (Philippe Pelletier)
  49. Catecismo revolucionario (Mijaíl Bakunin)
  50. Centralismo avasallador (Ricardo Mella)
  51. Ciencia Oficial de Criminología (Ricardo Mella)
  52. La Ciudad Anárquica (Colin Ward)
  53. Civilización, primitivismo y anarquismo (Andrew Flood)
  54. La coacción moral (Ricardo Mella)
  55. Colón y la civilización occidental (Howard Zinn)
  56. Cómo se afirma un método (Ricardo Mella)
  57. Comunismo autoritario y comunismo libertario (Max Nettlau)
  58. ¿Comunismo o individualismo? (Max Nettlau)
  59. Consideraciones filosóficas (Mijaíl Bakunin)
  60. Consideraciones sobre la violenta Policía de la Paz (David Graeber)
  61. Contra el fetichismo obrero (Manuel de la Tierra)
  62. El control de los medios de comunicación (Noam Chomsky)
  63. Conversando con Emma Goldman (Domenico LudoviciEmma Goldman)
  64. Crear un pueblo fuerte (Felipe Corrêa)
  65. Desde Austria (Max Nettlau)
  66. Desmoralizando el moralismo: la futilidad de los valores fetichizados (Jason McQuinn)
  67. Desobediencia civil (Henry David Thoreau)
  68. Destruyamos el trabajo (Alfredo María Bonanno)
  69. Diálogos anarquistas (Gustavo Rodríguez)
  70. Dios y el Estado (Mijaíl Bakunin)
  71. Discurso en el Ateneo de Madrid (1919) (Salvador Seguí)
  72. Las doce pruebas de la inexistencia de Dios (Sébastien Faure)
  73. Durruti ha muerto, pero está vivo todavía (Emma Goldman)
  74. El ABC del comunismo libertario (Alexander Berkman)
  75. El Amor entre Anarcoindividualistas (Émile Armand)
  76. El anarco-comunismo ante las elecciones (José Antonio Gutiérrez)
  77. El anarquismo búlgaro en armas (Jack GrancharoffMichael Schmidt)
  78. El anarquismo individualista (Émile Armand)
  79. El Anarquismo Individualista como Vida y Actividad (Émile Armand)
  80. El anarquismo sin adjetivos: de ayer a hoy (Floreal Castilla)
  81. El anarquismo y el movimiento ambiental (Andrew Flood)
  82. El anarquismo y otros estorbos para la anarquía (Bob Black)
  83. El apoyo mutuo (Piotr Kropotkin)
  84. El banquero anarquista (Fernando Antonio Nogueira Pessoa)
  85. El catecismo nacional (Mijaíl Bakunin)
  86. El comunismo libertario (CNT)
  87. Elecciones y Anarquismo (Errico MalatestaSaverio Merlino)
  88. El Estado (Piotr Kropotkin)
  89. El Estado y las clases (Camillo Berneri)
  90. El Expropiador (Renzo Novatore)
  91. El ideal humano (Luigi Fabbri)
  92. El individualismo anarquista (Émile Armand)
  93. El manifiesto negro (Grup Anarquista X Llogar-hi Cadires)
  94. El marxismo y la abolición del Estado (Camillo Berneri)
  95. El núcleo de base autónomo (Alfredo María Bonanno)
  96. El pensamiento de Kropotkin: ciencia, ética y anarquía (Ángel Cappelletti)
  97. El Principio Federativo (Pierre-Joseph Proudhon)
  98. El programa de la Alianza para la Revolución Internacional (Mijaíl Bakunin)
  99. El trabajo, ¿es una necesidad fisiológica? (Ricardo Mella)
  100. El único y su propiedad (Max Stirner)
  101. En lo que yo creo (Emma Goldman)
  102. En torno a nuestros objetivos libertarios (Diego Abad de Santillán)
  103. Entre Campesinos (Errico Malatesta)
  104. ¿Eres anarquista? ¡La respuesta te podría sorprender! (David Graeber)
  105. La espuma (Ricardo Mella)
  106. Estatismo y anarquía (Mijaíl Bakunin)
  107. Evolución y revolución (Ricardo Mella)
  108. Falacias de la democracia (Ángel Cappelletti)
  109. El falso principio de nuestra educación (Max Stirner)
  110. Feminismo, clase y anarquismo (Deirdre Hogan)
  111. La Fiesta del Trabajo (Anselmo Lorenzo)
  112. Firmeza en los principios, flexibilidad en las tácticas (Wayne Price)
  113. La Fórmula 606 (Ricardo Mella)
  114. Futuro primitivo (John Zerzan)
  115. La gran mentira (Ricardo Mella)
  116. Hacia la nada creadora (Renzo Novatore)
  117. Hacia una nueva revolución (Los amigos de Durruti)
  118. Hacia una tecnología liberadora (Murray Bookchin)
  119. Hacia un nuevo anarquismo (Andrej Grubacic)
  120. Historia, civilización y progreso (Murray Bookchin)
  121. Historia de la Vida de un Proletario (Bartolomeo Vanzetti)
  122. Historia del movimiento machnovista (Piotr Arshinov)
  123. Homenaje a Cataluña (George Orwell)
  124. Huerta grande (Federación Anarquista Uruguaya)
  125. La idea de igualdad y los bolcheviques (Néstor Majnó)
  126. Idealismos culpables (Ricardo Mella)
  127. La Ideología Anarquista (Ángel Cappelletti)
  128. Los que imperan (Ricardo Mella)
  129. Individuo, sociedad y Estado (Emma Goldman)
  130. Influencias burguesas sobre el anarquismo (Luigi Fabbri)
  131. Informe del Sindicato de Enseñanza de CNT en 1977 (CNT)
  132. Inutilidad de las leyes (Ricardo Mella)
  133. El Jardín de las Peculiaridades (Jesús Sepúlveda)
  134. Kafka y el anarquismo (Mijal Levi)
  135. La abolición y extinción del Estado (Camillo Berneri)
  136. La anarquía (Errico Malatesta)
  137. La anarquía y la Iglesia (Elisée Reclus)
  138. La Asociación Roja (Mijaíl Bakunin)
  139. La ciencia y la urgencia de la labor revolucionaria (Mijaíl Bakunin)
  140. La Comuna de París (Piotr Kropotkin)
  141. La Comuna de París y la noción de Estado (Mijaíl Bakunin)
  142. La Conquista del Pan (Piotr Kropotkin)
  143. La cooperación libre y los sistemas de comunidad (Ricardo Mella)
  144. La dictadura del proletariado y el socialismo de Estado (Camillo Berneri)
  145. La escuela de la anarquía (Colectivo PaideiaJosefa Martín Luengo)
  146. La esencia del poder. Las dictaduras (Ricardo Mella)
  147. La evolución del pensamiento filosófico y político de Bakunin (Ángel Cappelletti)
  148. La filosofía del ateísmo (Emma Goldman)
  149. La hipocresía del puritanismo (Emma Goldman)
  150. La importancia de la crítica en el desarrollo del movimiento revolucionario (José Antonio Gutiérrez)
  151. La ley y la autoridad (Piotr Kropotkin)
  152. La lucha contra el Estado (Max Nettlau)
  153. La masacre de la Escuela Santa María de Iquique (José Antonio Gutiérrez)
  154. La mitología del trabajo (CrimethInc.)
  155. La mujer, el matrimonio y la familia (Mijaíl Bakunin)
  156. La organización de la Internacional (Mijaíl Bakunin)
  157. La pedagogía de Bakunin (Gastón Leval)
  158. La podredumbre parlamentaria (Sébastien Faure)
  159. La política del Consejo (Mijaíl Bakunin)
  160. La rebeldía no es anarquismo (Enrique Arenas)
  161. La rebelión de Kronstadt (Alexander Berkman)
  162. La responsabilidad y la solidaridad en la lucha obrera (Max Nettlau)
  163. La influencia de las ideas absolutistas en el socialismo (Rudolf Rocker)
  164. Las interzonas anarquistas (Colectivo de Trabajadores Culturales La Felguera)
  165. Las minorías frente a las mayorías (Emma Goldman)
  166. La sociedad desescolarizada (Iván Illich)
  167. Las prisiones (Piotr Kropotkin)
  168. La tensión anarquista (Alfredo María Bonanno)
  169. La vida sin fundamentos (Henry David Thoreau)
  170. Lecciones de la insurrección egipcia: comunización, estrategia y solidaridad (Build The Party)
  171. Lenin y el leninismo, ¿guías del proletariado mundial? (Néstor Majnó)
  172. La ley del número (Ricardo Mella)
  173. Leyendo de nuevo a Camus (José María Fernández Paniagua)
  174. Ley sobre Conductas Terroristas (Pikete Jurídico)
  175. Libertarios y autoritarios (Ricardo Mella)
  176. La limosna de un día (Ricardo Mella)
  177. Lirios y cañonazos: La prosa anarquista de Vicente Huidobro (Dan Connor)
  178. Literaturas bélicas (Ricardo Mella)
  179. Lombroso y los anarquistas (Ricardo Mella)
  180. Los anarquistas cubanos a fines del siglo XIX: los libertarios y la guerra del 95 (Revista Cuba Nuestra)
  181. Los anarquistas molestan (Alfredo María Bonanno)
  182. Los desposeídos (Ursula K. Le Guin)
  183. Los jefes (Ricardo Flores Magón)
  184. Los mitos de la II República (Chris Ealham)
  185. La lucha contra el Estado (Néstor Majnó)
  186. Luchando en el Nuevo Terreno – Qué ha cambiado desde el siglo XX (CrimethInc.)
  187. Las luchas de liberación nacional (Organisation Communiste Libertaire)
  188. ¿Una Majnovschina siberiana? (Frank Mintz)
  189. Marx y anarquismo (Rudolf Rocker)
  190. Más allá de la democracia (CrimethInc.)
  191. Matrimonio y amor (Emma Goldman)
  192. Medio siglo de parlamentarismo (Anselmo Lorenzo)
  193. Memorias de un revolucionario (Piotr Kropotkin)
  194. Mi anarquismo (Rafael Barrett)
  195. Mi Individualismo Iconoclasta (Renzo Novatore)
  196. Mi mayor desilusión con Rusia (Emma Goldman)
  197. La Moral Anarquista (Piotr Kropotkin)
  198. Nacionalismo y cultura (Rudolf Rocker)
  199. Néstor Majnó y Vladímir Ilich Lenin: entrevista histórica (Néstor Majnó)
  200. Nosotros los verdes, nosotros los anarquistas (Murray Bookchin)
  201. Nueva Utopía (Ricardo Mella)
  202. Ocho sencillos pasos hacia la revolución (CrimethInc.)
  203. Organización anarquista, no vanguardia leninista (Wayne Price)
  204. Para abolir la violación, derrocad el deseo masculino (Patrick Dunn)
  205. ¿Parecon o comunismo libertario? (Joseph Kaylibcom.orgMark EvansProject for a Participatory Society)
  206. Partes de mí que me asustan (Chris Crass)
  207. Patriotismo y Gobierno (León Tolstói)
  208. Pequeño Manual Individualista (Han Ryner)
  209. El periodismo libre (Albert Camus)
  210. Un plan de organización anarquista (Errico Malatesta)
  211. La Plataforma (Camillo Berneri)
  212. Poder, dominación y autogestión (Felipe Corrêa)
  213. El poder «soviético», su presente y su futuro (Néstor Majnó)
  214. Por los bárbaros (Ricardo Mella)
  215. ¿Por qué la educación libertaria? (Pauline McCormack)
  216. Por un programa de acción comunalista (Camillo Berneri)
  217. Primera Carta a Richard (Mijaíl Bakunin)
  218. El principio del Estado (Mijaíl Bakunin)
  219. El problema de la organización y la noción de síntesis (Dielo Truda)
  220. Proceso sumarísimo (Ricardo Mella)
  221. Psicología de la autoridad (Ricardo Mella)
  222. ¿Qué es el anarquismo de lucha de clases? (Wayne Price)
  223. ¿Qué es la propiedad? (Pierre-Joseph Proudhon)
  224. ¿Qué significado tendrá mañana el anarquismo? (Colin Ward)
  225. En recuerdo del levantamiento de Kronstadt (Néstor Majnó)
  226. Regimentación y naturaleza (Ricardo Mella)
  227. Religión anarquista (Hakim Bey)
  228. Repensar el poder (Beltrán Roca)
  229. República y anarquía (Nicoló Converti)
  230. Resabios autoritarios (Ricardo Mella)
  231. Sobre la responsabilidad colectiva (Errico Malatesta)
  232. Respuesta a Majnó (Errico Malatesta)
  233. Revolucionarios sí; voceros de la revolución, no (Ricardo Mella)
  234. Revolución no es dictadura (Luigi Fabbri)
  235. Ricardo Flores Magón, el apóstol de la Revolución mexicana (Diego Abad de Santillán)
  236. El sabio y el revolucionario (Errico Malatesta)
  237. Una segunda carta a Malatesta (Néstor Majnó)
  238. Seis tesis sobre municipalismo libertario (Murray Bookchin)
  239. La sinrazón de un juicio (Ricardo Mella)
  240. La síntesis anarquista (Volin)
  241. El sistema capitalista (Mijaíl Bakunin)
  242. Sobre el patriotismo (Mijaíl Bakunin)
  243. Sobre el ser vagabundo (Isabell Eberhardt)
  244. Sobre la centralización (Max Nettlau)
  245. Sobre la disciplina revolucionaria (Néstor Majnó)
  246. Sobre la plataforma (Néstor Majnó)
  247. Socialdemocracia y anarquismo (Rudolf Rocker)
  248. El socialismo anarquista (José Martínez Ruiz (Azorín))
  249. Socialismo de Estado y anarquismo: En qué coindicen y en qué difieren (Benjamin Tucker)
  250. El Socialismo en Francia (August Hamon)
  251. Socialismo sin Estado: Anarquismo (Mijaíl Bakunin)
  252. Sociedad y clase (Rudolf Rocker)
  253. El sufragio femenino (Emma Goldman)
  254. Todo lo que siempre quiso saber sobre anarquismo (The Anarchist Media Group)
  255. Tras el antifaz: La resistencia (Rodrigo Vescovi)
  256. Una defensa del anarkismo (Everth Provoste)
  257. Una solución anarquista al calentamiento global (Peter Gelderloos)
  258. Las viejas rutinas (Ricardo Mella)
  259. Vota, pero escucha (Ricardo Mella)
  260. Y bien, ¡La guerra! (Comité InvisibleTiqqun)
  261. Yo sueño a colores (Wolfi Landstreicher)
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