¿Para qué sirve un poeta español contemporáneo?


ustedes me dirán 

qué beneficios 


nos ofrecen los poetas


Eladio Orta

Un poeta español contemporáneo puede ir al Informe Semanal o al Telediario para hablar, largo y tendido, sobre la muerte de otro poeta español contemporáneo. 


Un poeta español contemporáneo puede apoyar en la campaña electoral al candidato a presidir el gobierno de España. Para ello hará uso de todos los recursos oratorios con los que ha sido bendecido, y aún más, si ello fuese necesario, con tal de que su candidato gane las elecciones. 


Un poeta español contemporáneo puede publicar sus versos basura en columnas semanales, en revistas como Interviú o diarios como Público.


Un poeta español contemporáneo puede inyectarse en vena las obras completas de Federico García Lorca, sin exponerse a morir de sobredosis. 


Un poeta español contemporáneo puede participar en congresos internacionales tanto con otros poetas españoles contemporáneos como de otra nacionalidades, tales como mexicanos, iraníes, jamaicanos, filipinos, marroquíes, etcétera, etcétera y comerse, allí, mutuamente, las pollas, hasta la extenuación. 


Un poeta español contemporáneo puede escribir sesudos artículos en El País defendiendo el derecho inalienable de los obreros españoles contemporáneos a comprar en el Corte Inglés. 


Un poeta español contemporáneo puede ser Ministro de Cultura de un gobierno socialdemócrata español contemporáneo y acabar recortando derechos sociales, como el que sale a pasear una mañana de domingo.
 

Un poeta español contemporáneo puede presentar un programa en la televisión, por ejemplo, en la televisión pública andaluza, porque en Andalucía a los poetas españoles contemporáneos se les trata como merecen.
 

Un poeta español contemporáneo puede escribir canciones protesta, siempre dentro de un orden, que está bien protestar pero sin pasarse. 


Un poeta español contemporáneo puede, ya puestos, participar en la Vuelta Ciclista a España, aunque quede el último. 


Un poeta español contemporáneo puede juntarse con otros poetas españoles contemporáneos y formar un jurado y una vez metidos en faena, ese jurado formado por un selecto grupo de poetas españoles contemporáneos puede otorgarle un premio a un amiguete, que para eso están los amiguetes. 


Un poeta español contemporáneo puede ganar un premio literario de mucho prestigio convocado por una famosa marca de colonias, de refrescos, de quesos manchegos o de calamares en su tinta. 


Un poeta español contemporáneo puede abonarse a las subvenciones de las administraciones culturales públicas y, de hecho, se abona.
 

Un poeta español contemporáneo puede firmar un manifiesto contra lo que sea, siempre y cuando su nombre figure en letras grandes y claras, y sea visible desde varios kilómetros a la redonda.
 

Un poeta español contemporáneo puede ser tertuliano de una emisora de radio e ir allí la tarde de los sábados y hablar bla, bla, bla sobre la guerra en Afganistán, la liga de fútbol, o el ku klux klan. 


Un poeta español contemporáneo puede escribir sonetos (la modernidad está al alcance de los poetas españoles contemporáneos) sin que se los mande hacer Violante. 


Un poeta español contemporáneo puede embolsarse cincuenta mil euros si, por obra y gracia del Ayuntamiento de Granada y de un jurado formado por sus correligionarios, gana el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca. Mientras tanto, ese mismo poeta español contemporáneo no dirá esta boca es mía porque en la ciudad de Granada ese mismo ayuntamiento cierre bibliotecas municipales. 


Y es que, al fin y al cabo, un poeta español contemporáneo puede ser de gran utilidad para la sociedad española contemporánea.

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