“A skeleton judashand strangles the light” (Una esquelética mano de Judas estrangula la luz)
James Joyce, Ulises
James Joyce, Ulises
Era una rabia que daba miedo, una fuerza sorda que absorbía toda la luz.
porque yo era un niño del campo que todo lo asociaba a los usos rudimentarios de la selva.
Siendo independientes, los doce relatos conforman una única historia en la que el protagonista no es tanto quien la cuenta como el entorno en el que transcurre. La violencia siempre presente, la luz deslumbrante que da paso de golpe a la más absoluta oscuridad, la permanente humedad, la violencia de las lluvias torrenciales, de las aguas desbordadas, los cadáveres arrastrados por la corriente, los asesinatos a machetazos, las constantes amenazas de insectos y toda clase de animales salvajes, la escabrosidad de una sexualidad feroz, la presencia siempre amenazante de los otros, la lucha por la subsistencia… son los auténticos protagonistas. En medio de la naturaleza primigenia, sin civilizar, rudimentaria… la vida está tan viva que siempre está al borde de la muerte, y sólo es posible si se adapta a los “usos rudimentarios de la selva” basados en la lucha y en la violencia.
Quienes vivimos en el mundo civilizado, lejos de la selva, somos espectadores que no entramos en contacto con la naturaleza, la vemos como un espectáculo y por eso la idealizamos. La naturaleza rudimentaria, sin civilizar, no encaja en nuestros esquemas racionales. Sin embargo, el gran mérito de Jordi Soler es que, con su peculiar y extraordinaria forma de narrar, consigue introducir al lector en la magia de esa realidad ruda y violenta haciéndole pasar de mero espectador a formar parte de la misma.
Es precisamente el exceso de realidad y el exceso de memoria lo que convierten la lectura de estos relatos-historia, que podrían haber sido totalmente inventados igualmente, en una experiencia realmente mágica y mágicamente real.
Algunos fragmentos:
“… así eran las cosas en la selva. Ahí todo se ganaba o se perdía por la fuerza.” (p. 18)
“porque yo era un niño del campo que todo lo asociaba a los usos rudimentarios de la selva.” (p. 38)
“Era una rabia que daba miedo, una fuerza sorda que absorbía toda la luz.” (p. 43)
“Quizá, ahora que lo pienso, el amor es precisamente eso: resistir, cada tarde, los cuchillos que te lanza una mujer.” (p. 44)
“vivíamos en un mundo hostil donde todos querían arrancarnos la cabeza” (p. 44)
“La selva nos había enseñado, desde siempre, que matar era un error a menos que lo hicieras para que no te mataran a ti.” (p. 70)
“con esa lejanía que impone el aguardiente entre los ojos y aquello que miran” (p. 136)
“del penetrante olor de la materia descompuesta, de esa vida tan viva que estaba al borde de la muerte, sobre ese mismo borde iba caminando yo…” (p. 137)
“porque en aquella jungla, donde todo estaba excesivamente vivo, no había ningún respeto por la vida, se mataban insectos y animales grandes por cualquier motivo, pero sobre todo porque se sabía que, de otra forma, ese insecto o ese animal acabarían matándote a ti, se mataba de manera preventiva, en defensa propia y en nombre de la propia integridad, y también se mataba porque sí…” (p. 147)
“Recordé una línea que había leído, hacía poco, en un cuento: ‘una fuerza sorda que absorbía toda la luz’, y pensé que esa fuerza sorda era la selva.” (p. 168)
[Itxura zoragarria daukan liburuaren anuntzio-aipamentxoa Emak Bakea irakurzalearen eskutik]
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