¿Por qué odio el fútbol?
- Porque es un deporte. De igual manera que aborrezco los “juegos de beber” (bebo cuando me apetece, lo que me apetece y en la cantidad que me apetece, no lo que el rebote de una moneda/dado/inclúyase la variante preferida lo decida), cuando me canso por elección (lo de cansarse por obligación va en un saco aparte, lógicamente, que uno tiene vicios que mantener), me gusta hacerlo cuando, como y durante el tiempo que yo decida, no durante unos periodos de tiempo establecidos arbitrariamente por vaya-usted-a-saber-quién y bajo unas reglas estúpidas y sin ningún sentido.
- Porque es un deporte de equipo. Yo tengo una personalidad fuertemente individualista, me puedo sentir a gusto solo, en un todos contra todos o incluso en un todos contra algo. Incluso puedo llegar a aceptar el uno contra uno, el tête à tête personal. Pero un “la mitad contra la mitad”, así porque sí, me parece profundamente irracional.
- Porque es un deporte de equipo aburrido de jugar, donde, o te supeditas a la autoridad táctica de un ente superior (llámese entrenador, llámese el listillo del grupo con humos) y te pasas tres cuartas partes del tiempo esperando a que el balón se acerque a la zona que tienes asignada, o vas corriendo por el campo cual gallina sin cabeza persiguiendo la puta pelotita.
-Porque es un deporte de equipo aburrido de jugar y aburridísimo de ver, donde te puedes pasar partidos enteros sin que pase absolutamente nada, y en los pocos en que pasa, de cada 500 jugadas una merece ser recordada (y sí, esa es de sacarse el sombrero hasta para los que somos legos, pero para verla te has tenido que tragar cuarenta horas ininterrumpidas de pasmarotes y gallinas descabezadas corriendo por el campo, y además luego te la van a repetir hasta la náusea). Hasta en Cine de Barrio hay más animación.
- Porque es un deporte de equipo aburrido de jugar, aburrido de ver y que me obligaban a jugar en las clases de gimnasia. ¿Dónde está la Convención de Derechos Humanos y el Tribunal de la Haya cuando se los necesita?
- Porque es un deporte de equipo aburrido de jugar, aburrido de ver, que te obligan a jugar cuando eres pequeño y absolutamente destrempante. Pocas imágenes hay más antieróticas en este valle de lágrimas que un futbolista (escojan uno al azar), con el uniforme del equipo, sudado y escupiendo en el campo. Salvo, quizás, la de una futbolista (escojan una al azar) con el uniforme del equipo, sudando y escupiendo en el campo. Llámenme machista, pero hay ciertas cosas que no deberían estar permitidas a las mujeres.
- Porque es un deporte de equipo aburrido de jugar, aburrido de ver, que te obligan a jugar cuando eres pequeño, antierótico y con el que nos bombardean constantemente desde los medios de comunicación. Cojan cualquier telediario de cualquier cadena, y verán que no sólo es que las únicas secciones que tienen presentador propio son el tiempo y los deportes, sino que los deportes ocupan, en un día en que no haya partidos de la máxima competición, la mitad del tiempo del informativo. Y de ese tiempo, tres cuartas partes (en el mejor de los casos) son fútbol. Cojan un diario de información general, y verán que la tónica se repite. Y cuando hay un partido (autocalificado como) importante, ya se pueden abrir los cielos para anunciar el Juicio Final y ya pueden haber descubierto la cura conjunta del cáncer, el SIDA y la caspa en un tratamiento de tres píldoras, que el fútbol será noticia de portada y ocupará el 75% del tiempo y el espacio informativo durante toda la semana anterior y toda la semana posterior.
- Porque es un deporte de equipo aburrido de jugar, aburrido de ver, que te obligan a jugar cuando eres pequeño, antierótico, con el que nos bombardean informativamente, y que se ha rodeado de un entorno de negocios mafiosos que apesta a podrido. Y a los hechos me remito. Pero es que aún sin contar recalificaciones dudosas de terrenos, miles de millones que van y vienen y se quedan pegados en según que manos que parecen untadas de miel para la ocasión y personos como Gil, Lendoiro, Gaspart, Sanz o Lopera (por decir algunos nombres), el simple hecho de que se paguen los dinerales que se pagan, que en ocasiones superan la deuda externa de algunos de los países más paupérrimos y miserables del mundo, es, simple y llanamente, obsceno. Y lo peor viene cuando gran parte de ese dinero viene de fondos públicos, sea de forma indirecta (recalificaciones dudosas, subvenciones directas a equipos) o de forma directa (Liga de Futbol Profesional, selecciones, directivos que acompañan a las selecciones en los desplazamientos…).
- Porque es un deporte de equipo aburrido de jugar, aburrido de ver, que te obligan a jugar cuando eres pequeño, antierótico, con el que nos bombardean informativamente, mafioso, obsceno y al que se le permiten cosas que no se le permitirían a nadie más. Si una convocatoria social, del tipo que sea, hubiese acabado con los altercados con los que acabaron los fastos de celebración por la clasificación del Barça a la final de la Champions, y no digamos los correspondientes a la celebración del título de Liga, se les habría satanizado ad aeternum. Pero como era fútbol, pues se les ha reido la gracia y el mobiliario urbano destrozado y el pillaje en tiendas han sido “hechos aislados provocados por incontrolados y que tampoco hay que darles tanta importancia”. Hipócritas, fariseos, sepulcros blanqueados. Por no hablar de la ocupación del espacio público por su cara bonita, con una permisividad sólo comparable a la que tienen las procesiones religiosas (que esa es otra), durante las ocasiones antes mencionadas, o la vista gorda que hace la guardia urbana los dias de partido con el aparcamiento en los alrededores del Camp Nou, hasta el punto en que no se puede pasar por las aceras y los peatones tenemos que ir por la calzada, porque están llenas de coches, siempre y cuando, claro, no aparques en los sitios que ellos han decidido que son para que aparquen autocares (y lo mismo da si llegas a las siete de la mañana y te vas a las doce del mediodía, ese día NO se puede aparcar en esa calle y listos, por sus cojones). Y discúlpenme que lo centre en el Camp Nou, pero es que estudiaba al lado y curro al lado, y lleva años jodiéndome personalmente.
- Porque es un deporte de equipo aburrido de jugar, aburrido de ver, que te obligan a jugar cuando eres pequeño, antierótico, con el que nos bombardean informativamente, mafioso, obsceno, al que se le permiten cosas impensables y que es monotema para gran parte de la población. Hasta los mismos cojones y sus aledaños de que sea el único tema de conversación posible un lunes por la mañana o cualquier día de entre semana después de partido y hasta los mismos cojones y sus aledaños de que sea tema de conversación preferente en cualquier otra ocasión. Este país que se llama España (con acento en la pe) nunca se ha distinguido por la cultura general de sus habitantes, pero estamos llegando a unos niveles de borreguismo futboleros auténticamente alarmantes.
¿Les parece poco?
[Fuente: Sota en Cartas a la República de Barataria ]
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