Peter Schneider,
… Ya eres un enemigo de la Constitución. La inesperada ampliación del acta personal del profesor Kleff. Traducción de Ruth Zautner, Editorial Montesinos, 1982.
Edición original:
… Schon bist du ein Verfassungsteind, Rotbuch Verlag, Berlin, 1975
… Ya eres un enemigo de la Constitución, es una novela
sobre la fanática legalidad del estado capitalista
Raúl Hernández Viveros
La opinión de que también existen leyes y disposiciones antidemocráticas, a las que hay que ofrecer resistencia, no obediencia, no puede rebatirla seriamente ningún demócrata.
Cuando la injusticia se convierte en derecho, la resistencia es una obligación.
Un testimonio de la persecución política de los disidentes que llevan a cabo los regímenes liberal-democráticos. La “Constitución” es para estos regímenes lo que para la Inquisición medieval era “Dios”. Todo se puede en nombre de la “Constitución”, al igual que hace algunos siglos todo se podía en nombre de “Dios”, aún cuando quienes invocan estas razones supremas sean quienes menos las respetan.
La “rebelión” contra el orden institucional es el peor delito en los regímenes liberal-democráticos, por ello es la acusación contra los enemigos políticos que quieren eliminar de la vida pública. Esta novela, en forma epistolar, basada en hechos reales y en la que se recogen en cursiva frases auténticas, trata de demostrar que quienes apelan a la Constitución para perseguir a sus enemigos políticos acostumbran a actuar anticonstitucionalmente.
La Constitución permite pensar y decir que hay que rebelarse ante leyes injustas, pero si te rebelas contra ellas eres condenado por enemigo de la Constitución: “Es decir: me despiden porque he defendido el derecho de rebelión contra leyes antidemocráticas. El motivo del despido no es aceptado por el tribunal. Pero continúo despedido porque me he mostrado rebelde frente al injusto despido.”
La persecución de los políticos independentistas catalanes por parte del Estado español es un caso paradigmático de lo que se trata en esta novela.
Algunos fragmentos:
p. 7:
“Tener la sensación de que se ha evolucionado no siempre resulta grato. Sobre todo cuando al mismo tiempo se experimenta la sensación de que otros se han quedado en el mismo estadio con más éxito.”
p. 9:
“Es una ciudad en la que los edificios más altos continúan siendo las iglesias.”
p. 10:
“… me sorprende la gente que se queda aquí toda la vida y nunca tiene la sensación de desperdiciar su existencia.”
p. 15:
“Pero esta resistencia diaria frente al trabajo es la única posibilidad de no convertirse en un estúpido sabelotodo. Estos reductos de rebeldía, precisamente lo que se piensa de más o se realiza fuera del trabajo, son desmantelados progresivamente por los patronos.”
p. 18:
“Yo mencioné el caso de la aspirante a catedrático de Instituto Ilse Jakob, a la que, entre otros, el Senado de Hamburgo, en 1973, amonestó por haber participado, en 1961, como delegado en el congreso federal de los perseguidos por el régimen nazi.”
p. 19:
“Ya resulta extraordinario cuando ahora se lee en las historias retrospectivas y biografías de ancianos rebeldes, la increíble coherencia en el desarrollo de sus vidas. Escriben su historia desde el final, a partir del resultado, por lo cual se deduce que ya tenían la conciencia adecuada desde la cuna…”
p. 20:
“… recordé la melodía de una canción italiana. La canción habla de un hombre que casualmente se encontró inmerso en una sublevación popular y tuvo la desgracia de ser uno de los primeros en caer abatido por los tiros. Sus compañeros le celebraron como un gran luchador que había sacrificado toda su vida por le revolución. Lo que resulta cierto a la vista del resultado, pero sólo si se piensa retrospectivamente.”
p. 22:
“Más tarde me fui a vivir con la muchacha pelirroja. Sólo lo menciono porque Jutta es buscada desde hace dos años por «anarquista». ¿Considera posible que yo sea sospechoso por ello? Naturalmente, en su agenda figura mi nombre y dirección. El profesor de matemáticas dice que no. Si fuera a la inversa, si
ella fuera maestra y hubiera convivido con un anarquista, seguro que le resultaría muy molesto. Pero a un hombre la comisión protectora de la Constitución le atribuye opiniones propias.”
p. 22:
“Una vez vi una fotografía en una importante revista ilustrada en la que dos soldados americanos sostenían por los pelos la cabeza cercenada de un vietcong. Un servicio federal puso una denuncia contra la revista por «representación gráfica de una acción violenta» o algo parecido. No la guerra del Vietnam, sino la forma de presentarla suscitó escándalo.”
p. 33:
“Ahora está claro: ¡el Consejo de Instrucción Pública expone por fin los motivos de sus dudas! Por una carta que hace más de un año envié a los colegas. No por participación en batallas callejeras, fabricación de bombas, militancias, direcciones en agendas, sino por una sola carta, exactamente una única frase que escribí entonces: «La opinión de que también existen leyes y disposiciones antidemocráticas, a las que hay que ofrecer resistencia, no obediencia, no puede rebatirla seriamente ningún demócrata». Hubiera esperado cualquier cosa menos esto, incluso he olvidado incluir esta carta en la lista de posibles motivos de sospecha.”
p. 34-35:
“… el director expulsó de la escuela durante dos semanas a tres alumnos que reconoció como repartidores de octavillas. En caso de contravención, la circunstancia del delito hubiera significado una rebelión contra el orden institucional. Entonces yo ya era jefe de grupo del sindicato y como tal escribí una carta a los colegas sobre las «medidas educativas» del director. Escribí:
La opinión defendida en la octavilla de los alumnos de que también existen leyes y disposiciones antidemocráticas, a las que hay que ofrecer resistencia, no obediencia, no puede rebatirla seriamente ningún demócrata. La frase criticada dice que no toda ley aprobada por una mayoría parlamentaria ya deba ser democrática por ello. […] Los partidos burgueses, en 1933, no opusieron resistencia, ni parlamentaria ni extraparlamentaria, al nacionalsocialismo. Es más, la ley de plenos poderes se aprobó por mayoría parlamentaria. Y en este caso, sólo se puede repetir una vez más que ningún demócrata puede negar seriamente, que contra tales decisiones mayoritarias debería ofrecerse resistencia.”
p. 40:
“Precisamente de eso se trata, de demostrar, apelando a la Constitución, que aquellos que llevan a cabo interrogatorios políticos y persiguen a los radicales, actúan anticonstitucionalmente.”
p. 45-46:
“Usted dice que no hay que obedecer todas las leyes. ¿Sabe que con ello se coloca en una postura anticonstitucional? […] Pero usted habla de resistencia. Esto no se encuentra en el seno de la Constitución.”
p. 47:
“Naturalmente, por la escalera a uno se le ocurren las mejores respuestas, pero en las escaleras nadie pregunta.”
p. 55-56:
“Se puede decir cuantas veces se quiera: antiguos jurisconsultos nazis, que entonces protegieron al Estado nazi, están presentes ahora, cuando la Constitución debe ser protegida de nosotros. Y no pasa nada, absolutamente nada.”
p. 57:
“De todas formas, resultaba imposible encontrar todavía a algún nazi convencido. Cuando se preguntaba se tenía la impresión de que nuestros padres habían sido todos luchadores resistentes. Así que renuncié a plantear siempre las mismas preguntas, respondidas desde hacía mucho tiempo. Al parecer no se trataba de superar este pasado, sino de olvidarlo. Pero cuando ahora, los insignificantes nazis empiezan a fisgonear en el credo político de los hijos de los nazis que no quisieron ser como sus padres, me aferro a la pregunta que se me ocurrió en la escalera, poniendo el acento en el «ustedes»: «¿Cómo se les ocurre plantearme preguntas sobre mis convicciones, precisamente a ustedes?».”
p. 72:
“Los libros me parecen importantes cuando los leo por segunda o tercera vez y recuerdo lo que sentí y deseé cuando los leí por primera vez. Y no son tantos los libros que despiertan de nuevo nuestra curiosidad.”
p. 84:
“Me asusta la rapidez con que las personas se acostumbran a las injerencias en su libertad.”
p. 85:
“Si graba con un micrófono medianamente sensible una conversación con un amigo en el parque, y después escucha la conversación, constatará que el ruido de la calle es tan fuerte, que no entenderá ni una palabra. Primero supondrá que se trata de un fallo del micrófono o de la grabación, pues durante la conversación no ha percibido estos ruidos. En realidad no es el micrófono el que le engaña. Su oído, independientemente de su voluntad y conciencia, ha resaltado de la masa de ruidos que le envuelve, aquéllos que le resultan comprensibles y agradables, filtrando los desagradables. Esta imponente capacidad del aparato de percepción para mantener alejada de la percepción consciente lo molesto, llega empero hasta el extremo de que usted tampoco será consciente de un progresivo deterioro del aparato de percepción. Un oído acostumbrado durante demasiado tiempo a ruidos insoportables se vuelve sordo sin sufrir.”
p. 93:
“A los hombres se les pregunta lo que piensan, a las mujeres con quien se acuestan.”
p. 100:
“En un comentario sobre el derecho constitucional del gran Reich alemán se decía:
Sólo puede ser nombrado funcionario aquél que junto a la capacidad para el cargo ofrezca la garantía de que en todo momento, incondicionalmente (es decir, sin «peros»), defienda el Estado nacionalsocialista. Dicho sea de paso, mi compañero de sindicato me asegura que los profesores de derecho nacionalsocialistas que redactaron este comentario, después de 1945 volvieron a exigir la garantía de
defender en todo momento el orden constitucional demócrata-liberal. No me dijo nada nuevo.”
p. 107:
“Cuando la injusticia se convierte en derecho, la resistencia es una obligación.”
p. 108:
“Dejas de pensar allí donde empieza tu miedo, y al final ya no sabes lo que piensas por cobardía y lo que piensas por convicción.”
p. 111:
“… el derecho a rebelarse era uno de los derechos fundamentales, y si se mermaba este derecho, se habría alcanzado un punto en el que no se podría ceder más…”
p. 113:
“Dos colegas de la escuela general realizaron un debate sobre las centrales [nucleares] e iniciativas ciudadanas. Los dos fueron trasladados. ¿Quién de nosotros se atreve a hablar de lo que no esté en los libros de texto?”
p. 113:
“De tanto ceder en la superficie acaba por no quedar ni el núcleo. Tampoco al Consejo de Instrucción Pública le interesa la abolición del principio de resistencia por el principio en sí. Se trata de romper la resistencia en los detalles. Precisamente por eso hay que defender el principio.”
p. 118:
“Es decir: me despiden porque he defendido el derecho de rebelión contra leyes antidemocráticas. El motivo del despido no es aceptado por el tribunal. Pero continúo despedido porque me he mostrado rebelde frente al injusto despido.”